El domingo por la noche, una poderosa llamarada del Sol golpeó la Tierra y causó una tormenta geomagnética “fuerte”. Millones de toneladas de partículas cargadas de energía interactuaron con el campo geomagnético de nuestro planeta, provocando algunos apagones eléctricos y un espectáculo natural muy esperado en estas fechas: las auroras boreales. Pudieron verse en latitudes inusualmente bajas de muchas partes del mundo.
Una eyección de masa coronal (CME, por sus siglas inglés) viajó por el espacio a unos 3 millones de kilómetros por hora hasta golpear nuestro planeta, y sus efectos todavía se sienten, según el Centro de Predicción del Clima Espacial de la NOAA, en Estados Unidos.
Las tormentas geomagnéticas son las responsables de crear auroras boreales llamativas incluso más allá de las regiones polares. Pero todo es bueno: también pueden interrumpir los sistemas de navegación y los satélites y crear corrientes dañinas en la red eléctrica y las tuberías.
La noche del domingo al lunes, la NOAA predijo que las auroras boreales podrían ser visibles incluso en el sur de Oregón o Washington, con entre un 20 y un 50 % de posibilidades si los cielos estaban despejados. Esto es muy inusual, puesto que este fenómeno suele verse mucho más al norte.
Y esta noche se repetirán: no se descarta puedan producirse incluso en California.
En Europa, pudieron verse así en partes de Francia.
Las tormentas geomagnéticas ocurren cuando la energía emitida al espacio desde la atmósfera más externa del Sol, o corona solar, interrumpe el campo magnético de la Tierra.