Este jueves, 20 de abril, se ha llevado a cabo en Estados Unidos el lanzamiento del cohete Starship, propiedad de la empresa privada SpaceX, el más grande jamás construido y totalmente reutilizable. Sin embargo, lo que prometía ser todo un éxito ha finalizado en un auténtico desastre. La nave espacial de la compañía del magnate Elon Musk, cuyo lanzamiento se suspendió este miércoles por un problema en una válvula, ha explotado a los cuatro minutos de ponerse en órbita.
La misión del enorme cohete, de 120 metros de altura, que llegó a despegar desde Starbase, en Boca Chica, una base al sur de Texas, era realizar un recorrido de unos 90 minutos, dando casi una vuelta completa a la Tierra, antes de amerizar en un punto del océano Pacífico. Musk, que decidió felicitar al equipo, confesó recientemente que en su mente estaba construir un cohete todavía más grande, de unos diez metros o más que el Starship.
Una enorme nube de gas cegó la plataforma de lanzamiento durante el despegue, de la que emergió el mayor cohete que ha despegado en nuestro planeta hasta la fecha. El lanzamiento fue seguido por numerosos empleados de SpaceX desde las instalaciones de la empresa con gran excitación y aplausos.
Tras alcanzar una altitud superior a los 30 kilómetros, el cohete empezó a cabecear y finalmente perdió su orientación, hasta que explotó en el aire, de acuerdo con la transmisión en directo realizada por SpaceX.
"Con una prueba como esta, el éxito proviene de lo que aprendemos, y la prueba de hoy nos ayudará a mejorar la confiabilidad de Starship mientras SpaceX busca hacer que la vida sea multiplanetaria", señaló la compañía en su cuenta de Twitter. En otro tuit informó de que la propia nave "experimentó un rápido desmontaje no programado antes de la separación de la etapa". Los equipos continuarán revisando los datos y trabajando para la próxima prueba de vuelo, añadió.
Según el plan de vuelo, estaba previsto que el cohete se separase poco después y retornase a tierra para realizar un amerizaje controlado cerca de Starbase. Mientras, Starship alcanzaría la órbita y cruzaría el globo sobre el Atlántico, África, el Índico y el Pacífico para impactar al norte de Hawai. El vuelo, como indicábamos, iba a extenderse durante aproximadamente una hora y media.
Starship es un sistema de transporte que en el futuro será reutilizable, "diseñado para llevar tanto a la tripulación como a la carga a la órbita terrestre, ayudar a la humanidad a regresar a la Luna y viajar a Marte y más allá", explica la propia firma en un comunicado.
Antes de este primer intento de vuelo, el equipo de SpaceX completó múltiples pruebas de vuelo suborbital de la etapa superior de Starship desde Starbase. Estas pruebas de vuelo ayudaron a validar el diseño del vehículo, "demostrando que Starship puede volar a través de la fase subsónica de entrada antes de volver a encender sus motores y cambiar a una configuración vertical para aterrizar".
Además del de la etapa superior de Starship, el equipo ha realizado numerosos ensayos previos del cohete Super Heavy, que incluyen los encendidos estáticos cada vez más complejos que llevaron a una prueba de 31 motores Raptor de duración completa: la mayor cantidad de encendidos de motores de cohetes simultáneos en historia.
Esos motores de primera etapa generan alrededor de 16,5 millones de libras de empuje en el despegue, lo que significa que Starship-Super Heavy se convertirá en el cohete más poderoso de la historia cuando se lance con éxito definitivamente.
El equipo también ha construido la torre de lanzamiento y captura de cohetes más alta del mundo. Con 146 metros, está diseñada para apoyar la integración, el lanzamiento y la captura del vehículo del propulsor de cohetes Super Heavy.