La Fuerza Espacial de Estados Unidos que rastrea objetos creados por humanos en órbita ha detectado una nube de escombros que algún día podría ser un peligro para la Tierra. Los restos pertenecen, asegura, a un misterioso satélite ruso que se lanzó en 2014.
El satélite ruso, llamado Kosmos 2499, se desintegró el 3 de enero de este año, creando una nube de basura espacial que estará en la órbita de la Tierra durante algún tiempo, según prevén los astrónomos.
Según las observaciones del 18º Escuadrón de Defensa Espacial de EEUU, el satélite ruso generó al menos 85 piezas de escombros espaciales, que ahora orbitan a 1.169 kilómetros de la Tierra, han comunicado a través de Twitter. Se trata de una altitud segura, por lo que la atmósfera terrestre posiblemente tardará siglos en arrastrar la nube con los restos de Kosmos 2499.
El satélite se lanzó a la órbita terrestre en mayo de 2014 sobre un vehículo ruso Rockot junto con tres satélites de comunicaciones militares Rodnik, informa Space.com. Pero este satélite en particular no constaba en el manifiesto de lanzamiento, por lo que lo envuelve cierto misterio.
Inicialmente, los rastreadores de EEUU identificaron el satélite como un pedazo de escombros llamado Objeto E, pero después notaron que comenzaba a maniobrar y se acercaba a la etapa superior del cohete, por lo que sospechan que Rusia podría estar probando tecnología para que sus satélites persigan y destruyan otros satélites, algo que Rusia no ha confirmado.
En cualquier caso, el satélite ha quedado inutilizable tras resquebrajarse en el espacio, lejos de la Tierra.
No está claro qué causó su desintegración, posiblemente la colisión con otro satélite o el golpe de un micrometeorito. Lo más seguro es que, cuando los escombros entren en la atmósfera de la Tierra en cien años o más, se quemen y se descompongan antes de llegar al suelo.
La basura especial supone una amenaza principalmente para los vuelos espaciales tripulados y las misiones robóticas. Dado que tanto los desechos como la nave espacial viajan a velocidades extremadamente altas, el impacto de incluso una pequeña pieza de desechos orbitales con una nave espacial podría crear grandes problemas.
“Actualmente, unos 27.000 objetos catalogados oficialmente siguen en órbita y la mayoría de ellos miden 10 cm o más”, informan desde la NASA.