El jueves 3 de febrero, el cohete Falcon 9 de SpaceX lanzó más de 40 satélites de internet Starlink a la órbita terrestre baja. Un día después, una tormenta geomagnética se desató en la Tierra tras el impacto de una erupción solar y echó a perder los satélites de la compañía de Elon Musk.
Los satélites de SpaceX despegaron desde el Complejo de Lanzamiento 39A (LC-39A) en el Centro Espacial Kennedy en Florida. La segunda etapa de Falcon 9 desplegó los satélites en su órbita prevista, con un perigeo de aproximadamente 210 kilómetros sobre la Tierra, y cada satélite logró un vuelo controlado, según ha comunicado SpaceX.
SpaceX despliega sus satélites en estas órbitas más bajas para que, en el caso muy raro de que un satélite no pase las comprobaciones iniciales del sistema, sea rápidamente desorbitado por la resistencia atmosférica. Si bien la baja altitud de despliegue requiere satélites más capaces a un costo considerable para nosotros, es lo correcto para mantener un entorno espacial sostenible, informan fuentes de la compañía.
Desafortunadamente, los satélites desplegados el jueves se vieron significativamente afectados por una tormenta geomagnética el viernes.
Estas tormentas hacen que la atmósfera se caliente y que aumente la densidad atmosférica en nuestras bajas altitudes de despliegue. De hecho, el GPS a bordo sugiere que la velocidad de escalada y la severidad de la tormenta hicieron que la resistencia atmosférica aumentara hasta un 50 por ciento más que durante los lanzamientos anteriores.
El equipo de Starlink ordenó a los satélites que entraran en un modo seguro en el que volarían de canto (como una hoja de papel) para minimizar el arrastre, para "protegerse de la tormenta" de manera efectiva, y continuó trabajando en estrecha colaboración “con el 18º Escuadrón de Control Espacial de la Fuerza Espacial y LeoLabs para proporcionar actualizaciones sobre los satélites basadas en radares terrestres”, dice el comunicado de SpaceX.
El análisis preliminar muestra que el aumento de la resistencia a bajas altitudes impidió que los satélites abandonaran el modo seguro para comenzar las maniobras de elevación de la órbita, y hasta 40 de los satélites volverán a entrar o ya han vuelto a entrar en la atmósfera terrestre.
Los satélites que salen de órbita presentan un riesgo de colisión cero con otros satélites y, por diseño, desaparecen al volver a entrar en la atmósfera, lo que significa que no se crean desechos orbitales y ninguna parte del satélite golpea el suelo. Esta situación única demuestra los grandes esfuerzos que ha hecho el equipo de Starlink para garantizar que el sistema esté a la vanguardia de la mitigación de desechos en órbita.
La cifra no parece demasiado teniendo en cuenta que la constelación Starlink cuenta ya con más de 2.000 satélites en órbita. No obstante, el hecho de que una tormenta solar haya dañado decenas de satélites obliga a repensar cómo se realizan los lanzamientos para no echar a perder más satélites en el futuro.
Las tormentas geomagnéticas ocurren cuando el intenso viento solar genera cambios importantes en las corrientes, plasmas y campos en la magnetosfera de la Tierra, según el Centro de Predicción del Clima Espacial de la NOAA.
La tormenta geomagnética del viernes se produjo después de una erupción solar que ocurrió el 30 de enero, y que envió una ola de partículas cargadas hacia la Tierra.
*Una CME entró en erupción el 30 de enero de 2022 / SOHO / NOAA