La amenaza de que un meteorito impacte en la Tierra siempre está ahí, como quedó claro con la película de Netflix Don’t Look Up, pero no fue un meteorito lo que robó la respiración a los residentes del oeste de México el pasado fin de semana. La noche del sábado, 5 de febrero, parte de un cohete Falcon 9 de SpaceX se desintegró en la atmósfera y se dejó ver en los cielos de Sinaloa y Baja California Sur.
Los vídeos del momento en que el cohete ardía en la atmósfera tras su reingreso en la Tierra han circulado por las redes sociales y han causado mucha expectación.
Pero a pesar de las conspiraciones sobre meteoritos destructivos, en realidad lo que se precipitó sobre México no era más que parte de un cohete de SpaceX, empresa de Elon Musk, y su reingreso en la Tierra no fue accidental. El sitio web Aerospace indica que el Falcon 9 tenía programado su reingreso controlado en la Tierra la noche del 5 de febrero.
El cohete fue lanzado en marzo de 2017 como parte de la misión EchoStar 23, en la que se puso en órbita un satélite de telecomunicaciones. Lo que iluminó el cielo de México la noche del sábado fue la segunda etapa del Falcon 9.