Sigue el juicio por la salvaje violación a una menor, en Igualada. Hoy declara una veintena de mossos que participaron en la investigación. Los testimonios y las pruebas aportadas hasta ahora estrechan el cerco contra el único acusado.
El acusado es un hombre, de 21 años, para el que se piden 45 años de cárcel. Los investigadores que han testificado hasta ahora han relatado cómo dieron con él, gracias a las cámaras de la zona y la triangulación de los teléfonos móviles.
También han descrito la reconstrucción de la agresión, con la víctima, que apenas recordaba nada de lo ocurrido.
Ella quiso tratar de reconstruir junto a un agente el trayecto que hizo desde que salió de esta discoteca. “Se le veía un esfuerzo muy grande por intentar recordar”, ha dicho un investigador en el juicio.
Aquella noche, según las cámaras de seguridad del polígono, Brian, el acusado, la seguía a cierta distancia. “Ella recordaba haberse girado. Le pregunté si sabía el motivo pero no podía recordar”.
Las grabaciones de las cámaras de seguridad permiten llenar los vacíos que hay en su memoria. “La persona que la sigue comienza a correr hacia ella”, explica el mosso.
La menor se fijó en una valla rosada, un punto -que explican los investigadores- era coincidente con el lugar donde el agresor le dio alcance.
La chica se paró durante la reconstrucción en la zona donde encontraron su mochila y dirigió la mirada a un punto situado a diez metros de distancia, donde habría ocurrido la agresión.
Los investigadores admiten que les resultó muy difícil dar con el lugar de la agresión porque estaba muy escondido, entre callejones.
No obstante, para los agentes no hay dudas de que fue Brian. “No había ninguna otra persona ni ningún vehículo que hiciera ese recorrido” y sostienen que quien la agredió sexualmente, intentó asesinarla.
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