La denuncia de una taxista de Barcelona a un cliente por masturbarse durante el trayecto ha avivado la polémica y la reclamación entre los profesionales para que se legalice el uso de las cámaras de videovigilancia en el interior de los vehículos.
Ocurrió el pasado sábado y gracias a que llevaba una cámara, a pesar de estar prohibido en Barcelona, el individuo ha sido identificado por la Policía, utilizando además la grabación como prueba.
Las mujeres taxistas tienen que enfrentarse a veces a situaciones muy desagradables de acoso o agresiones sexuales por parte de los pasajeros. Bien lo sabe Luz González, que lleva 37 años en el gremio y, una noche, fue víctima de tres turistas: "Me echó mano a una teta y me la estrujó".
Se sienten desprotegidas en el taxi, donde el espacio, apenas dos metros cuadrados, es muy limitado. "¿Qué más tiene que pasar para que nos permitan poner las cámaras dentro de los coches?", se pregunta Marta Carballal.
Reclaman poder usar legalmente estos sistemas de videovigilancia, como está permitido en otras ciudades en base a la ley de protección de datos. Maika Benadero, taxista en Alicante, explica que "puse la cámara porque a veces me quedo hasta la una o las dos (de la madrugada) y es por seguridad". Desde que la tiene, es de las pocas conductoras que trabaja por la noche.
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