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Mario lleva esculpiendo con sus manos desde que era un niño. Con la plastilina no jugaba, moldeaba sus sueños de convertirse en escultor algún día y ese día ha llegado. Con la primera obra que ha presentado en público, este joven de tan solo 21 años se ha convertido en la sensación de Granada.
Hace un año que salió de la Escuela de Artes y Oficios. Mario Melero buscaba hacer una imagen religiosa que le sirviera como muestra para futuros clientes. "Quería probar la policromía y tener una foto de referencia para poder mostrar ", comenta a Informativos Telecinco. Así que se propuso esculpir una virgen de los Dolores.
Todo quedó en casa, su abuela se encargó de coserle la ropa y desde su taller Mario fue dándole forma... Pero esa forma se alejó de lo que siempre pensó que haría. "Desde pequeño he tenido esa visión de hacerlo como se hace en Semana Santa", explica el escultor, "la imagen de un dolor muy contenido, de caras como de niños, buscando la belleza".
Sin embargo, al ponerse cara a cara con su obra se dio cuenta de que buscaba otra cosa. "Me gusta más representar la realidad", dice Mario, y para él la realidad de una madre que pierde a un hijo es otra. "Buscaba que la gente viera el dolor real", explica a Informativos Telecinco. "No me imagino a la virgen sonriendo en el Calvario con su hijo clavado en la cruz".
El resultado es una virgen de los Dolores que no esconde su dolor entre las arrugas de su rostro. "Desde que empezó en barro ya sabía que iba a ser diferente", dice Mario. Ni juventud, ni belleza serían los protagonistas. "No quería una virgen joven con tan solo tres lágrimas en la mejilla", explica el artista, que mientras trabajaba en su obra pensaba en las imágenes de televisión de Gaza donde se veía a madres tiradas en el suelo tras perder a sus hijos.
"Dentro de las escrituras dice que Jesús se sacrificó por nosotros", comenta Mario, "quitar ese dolor de su rostro es como borrar ese esfuerzo que hicieron él y su madre". Aun así, sabía que su obra dividiría a la gente en dos bandos, los que la entenderían y los que no. Lo que no se esperaba es que hubiera más a favor que en contra.
Desde que se expuso en el Monasterio de San Bernardo, Mario ha vivido todo tipo de situaciones. "He visto el contraste entre las redes sociales y lo que pasaba delante de mi". En las redes le criticaban mientras que frente a la imagen recibió alabanzas. "Había gente arrodillada, rezándole e incluso llorando", dice el escultor.
De hecho, la exposición se va a mantener varios días más debido al éxito que ha tenido. "Me encantaría que se quedara en el monasterio para siempre", dice Mario. Si no, ya ha varios pueblos de Granada que le han ofrecido incluso sus iglesias para acoger a esta nueva imagen, la virgen de los Dolores hecha de barro y pena.
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