Conchi, la escritora invidente que ha dedicado un libro a su perra guía: "Ella es la protagonista"

Conchi Andrada tiene 57 años, "aunque la gente dice que aparento 42", exclama. Ella no lo sabe, hace 17 años que no se ve la cara, desde que la ceguera llegó de golpe a su vida. Un día cerró los ojos y al abrirlos todo estaba oscuro. "No me dio tiempo a masticarlo", dice... pero tuvo que digerirlo.

"Fueron 18 meses de locura", recuerda ahora Conchi, "como entrar en un túnel, con una ciclogénesis explosiva durante el peor terremoto que te puedas imaginar". Y aún así sobrevivió, adaptándose a un mundo sin luz donde solo distingue diferentes tipos de oscuridad.

Lo primero fue negarlo. Confiar en que la visión volvería algún día, que la oscuridad al final desaparecería. "Yo era una persona sana, fuerte y deportista... mi mente se negaba a pensar que era definitivo", explica Conchi, "es lo que pensaría cualquiera, que no sería permanente", pero lo fue...

La llegada de Xalina

Poco a poco se acostumbró a su nueva vida. La familia, sus hijas pequeñas y la ONCE fueron sus grandes apoyos en aquel momento. "Me ayudaron a tomar conciencia del proceso". Conchi empezó a hacer cursos y a aprender a desenvolverse en un mundo sin luz. Tres bastones después, llegó Xalina, su perro guía.

Fue el 26 de marzo del 2016 a las once y cuarto de la mañana. Conchi lo recuerda con todo lujo de detalles. En la escuela de adiestramiento de la ONCE en Madrid, una pequeña retriever de color negro corrió hacia ella por un pasillo, frenó, derrapó y acabó con sus patas delanteras sobre ella. "Me abrazó", dice, "y yo ahí ya sabía que tenía una compañera de vida".

Desde entonces la vida de Conchi cambió... y también la de su familia. "Yo digo que tengo cinco hijas, una con mucho pelo", bromea para explicar que Xalina no es una mascota, "es un miembro más de su familia". Pero también es un perro de trabajo y eso lo han entendido todos en casa.

Más que un perro guía

"No es el típico perro besucón", dice Conchi, "es cariñosa, aunque no te lo demuestre chupando". Seria, educada y protocolaria, Xalina no es solo su perro guía, porque no solo guía sus pasos. "Entiende todo y si me ve un poco desanimada, viene y me anima".

Pasan casi todo el día juntas y no hay rincón de su vida que Xalina no conozca de memoria. "Viene conmigo a misa y hasta me acompaña a comulgar", dice Conchi. Además se levanta y se sienta durante el sermón como todos los demás. "Un día unas señoras me dijeron que cuando el párroco dice oremos, Xalina mira al techo".

Con las anécdotas del día a día y las lecciones de vida que lleva aprendidas, Conchi ha escrito una novela que ha dedicado a su perra guía. "Con Xalina al infinito" es un libro de crecimiento personal que cuenta cómo superar lo insuperable y lo importante que ha sido para ella Xalina en este viaje.

"No es solo mis ojos, me da alas en el alma", dice Conchi, "antes me sentía enjaulada". Ahora vuelan juntas sobre ese túnel en el que se convirtió su vida y con su primera novela intenta ayudar a quienes lo atraviesan en estos momentos. Es la historia de Conchi y Xalina... "pero ella es la protagonista", puntualiza la escritora, "porque esto es mérito de ella".

 

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