"Queridos vecinos", la carta de despedida que ha repartido un cartero por los buzones de Almería

Manuel no iba para cartero, pero este licenciado en Geografía pronto se dio cuenta de que había más futuro en las cartas que en los mapas y así empezó a hacer sustituciones en Correos. La última fue la más larga: cinco años repartiendo el correo por el barrio de El Zapillo, en Almería, su ciudad natal.

"Aquí trabajas mucho en contacto directo con la gente", dice Manuel Carmona, de 41 años. Fruto de ese contacto fue conociendo cada vez más a los vecinos del barrio. "Hay gente muy agradable", asegura a Informativos Telecinco. Lo dice por aquellos que  le saludan a diario, los que le ofrecen agua o refrescos en en las épocas de más calor o incluso pararse a descansar un poco en sus casas.

Así fue convirtiendo direcciones en conocidos y conocidos en amigos. Algunos, por necesidad: "Hay gente más sola y están pendientes de cuando pasas por es una alegría para ellos"; otros por amabilidad: "Tocas a muchos porteros y sabes que siempre hay dos o tres que ya te conocen y son los que te abren".

Por eso cuando aprobó las oposiciones el pasado mes de septiembre y le comunicaron que Granada sería su nuevo destino, Manuel pensó que después de cinco años no podía irse sin más. Así que cogió su máquina de escribir y redactó una carta en la que daba las gracias por todos estos años.

"Queridos vecinos, hoy es el último día que me verás por el barrio, ya que recientemente he aprobado las oposiciones, y me han dado plaza fuera de Almería, aunque no muy lejos, en Granada", empezaba diciendo Manuel en su carta. "Han sido cinco años de vernos casi a diario, de llamar a tu puerta y que me recibieras con agrado y una sonrisa, de intercambiar unas palabras e incluso alguna confidencia". 

"Simplemente quería agradecerte este tiempo que han hecho que mi trabajo sea más llevadero y agradable, así como despedirme con un 'hasta pronto', haciendo honor a la profesión y entregándote este mensaje por carta", terminaba diciendo Manuel que firmó cada una de las cartas antes de repartirlas.

La última carta

"No podía entregar una carta a cada vecino porque sería una locura", dice Manuel, que tenía más de 2.500 casas en su ruta. Por eso hizo una lista de las 130 personas con las que tenía más contacto. Luego estableció una ruta y en su último día de trabajo, con el correo habitual dejó en los buzones su despedida. 

Ese mismo día algunos vecinos que leyeron la carta ya le buscaron por la calle para darle las gracias. "Un hombre vino a por mi y me dijo que le había emocionado", cuenta Manuel. Otros le han buscado por redes sociales, incluso a través de su grupo de música, Lepanto, y le han mandado mensajes de agradecimiento. 

Manuel agradece todos esos mensajes, pero asegura que no lo hizo por eso. "No buscaba que me regalasen el oído", explica Manuel, "lo hice porque pienso que esas personas me hicieron el trabajo agradable y necesitaban una despedida"... Y que mejor que hacerlo entregándoles una última carta donde el remitente es el cartero.