Alba Carrillo y Lucía Pariente no podían creer lo que veían: anguilas vivas. Era el ingrediente principal (y sorpresa) de su primer plato en 'La última cena' pero la modelo se ha negado a trabajar con el pescado y ha sido su madre la que se ha enfrentado al reto... No ha sido su único problema en la cocina, han destruido el cocido y no han logrado que los profiteroles parecieran profiteroles.
Madre e hija se han puesto al frente de los fogones de 'La última cena' advirtiéndonos que no tienen nada que ver en la cocina: mientras Lucía Pariente es más de "rancho", Alba Carrillo es de "cocina de pico fino" y lo hemos podido ver durante el cocinado.
El ingrediente principal del primer plato ha sido una incógnita hasta el final. Alba y Lucía no podían creer que tuvieran que cocinar anguilas porque estaban vivas. La modelo se veía incapaz de hacerlo, así que Lucía se ha tenido que poner al mando: "Pobrecita mira qué aletas, no, no, no...", pedía Alba.
"¡Que se me está rebelando!", gritaba Lucía Pariente mientras intentaba hacerse con el animal y Alba miraba a unos metros de distancia: "¡Ay qué fatiga! Es que es muy fuerte que se mueva una cosa sin cabeza", decía la modelo asustada; "¡C*, como las gallinas!", decía su madre para tranquilizarla.
Los chefs han suspendido el plato de Lucía y Alba y los comensales no lo han disfrutado mucho más. Muchos se quejaban de que la anguila estaba cruda y Paz Padilla, que se negaba a comérsela, advertía al director que si lo hacía tendría que irse corriendo al baño. Al principio ha fingido las náuseas, pero luego las ha sufrido de verdad...
Lucía Pariente asegura que su mejor plato es el cocido, con lo que los chefs le han propuesto hacer una reinterpretación de este plato para elevarlo de nivel… Sin embargo, se han quedado un poquito cortas. La espuma no era espuma, tenía cierto sabor rancio… y han tenido un problema con el sifón, que Paz Padilla ha terminado utilizando para ‘fumigar’ a todos. "Es una destrucción total del cocido", decía Miguel Cobo.
De postre había profiteroles. Debía ser el plato estrella de Alba, dado que estudió pastelería en Le Cordon Bleu, sin embargo, la masa se ha quedado gorda, los profiteroles no habían tomado altura, el chocolate estaba muy denso y el relleno parecía a punto de cortarse. “Es un postre de internado”, concluía Miguel Cobo.
Para Begoña Rodrigo, las cocineras se han portado muy mal pero aunque las iba a suspender, les ha salvado la llamada del padre de Alba, Carlos, que le ha producido mucha ternura. Por su parte, Miguel Cobo se mostraba totalmente desconcertado porque le habían generado unas expectativas que no se han cubierto, aunque coincidía con Begoña y les daba un aprobado raspado.
Los comensales han sido un pelín más generosos, dándoles un siete… Pero no ha sido suficiente para colocarles en el primer puesto de la lista. Eso sí, queda por conocer la decisión de la audiencia...