Andreu está pasando sus peores días en Villa Paraíso. Echa mucho de menos a Paola y teme que ella pueda sobrepasar los límites con Vladi, con el que la ve muy cómoda. Por eso la cabeza le va a mil, se pasa el día rayado y tiene los nervios tan a flor de piel que se ha derrumbado y echado a llorar en varias ocasiones.
Por eso, no le han gustado nada las risas ni el comportamiento de sus compañeros en uno de sus peores momentos. Durante una de las fiestas, las solteras y los chicos han llamado a Andreu, alejado del grupo, de una forma que le ha sentado muy mal. Por eso, el novio de Paola se ha ido a la habitación y ha dicho: “Vete a tomar…”.
Estaba tan afectado porque poco antes se había encendido la luz de la tentación amarilla, que todos relacionan con Paola.
El primero en subir a la habitación de Andreu para intentar animarle fue Cristian, que intentó decirle que Paola no le iba a cambiar ni por Vladi ni por nadie.
Luego llegó Javi, que estaba igual de rayado que Andreu porque también se había encendido el color que relaciona con Claudia.
Pero lo más sorprendente es que después de él llegaron Samu… ¡y muchas solteras! A Javi no le hizo ninguna gracia que se metieran en la habitación y se fue rápidamente, sin entender por qué tenían que subir todas al piso de arriba, donde estaban los dormitorios de los chicos.
Samu intentó varias veces tranquilizar a Andreu, pero se acabó cansando y estalló. Le soltó un rapapolvo impresionante y les llamó tanto a él como a Javi, “muebles”.