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Que España es uno de los mayores productores de vino en el mundo y uno de los más reconocidos y valorados no es ninguna sorpresa. Por eso mismo no es de extrañar que en la Gala de los premios Golden Vines 2024 celebrada en Madrid, conocidos también como los ‘Oscars del vino’, la industria vinícola española haya sido galardonada con el mayor reconocimiento: la Mejor Bodega del Mundo 2024.
Los privilegiados que tuvieron la oportunidad de acudir a la gala pudieron disfrutar de una espectacular cena a cargo de Joan Roca que, además, fue maridada con una selección de vinos a cargo de su hermano Josep Roca. No todos los días tiene uno la oportunidad de cenar como si estuviese en El Celler de Can Roca.
¿Qué se podía encontrar en ese menú? Desde una lubina con sabores mediterráneos, hasta un brioche de pularda relleno de foie y trufa o una ‘surf & turf’ con fitoplancton marino, gambas marinadas y algas en escabeche.
En cuanto a vinos, se ofrecieron, entre otros, un Dom Pérignon Rosé 2009, Dom Pérignon Plénitude 2 2006, Le Petit Cheval Blanc 2020, Tenuta dell'Ornellaia 2006, Marques de Murrieta 1980, Château d'Yquem 1983, y un Gonzalez Byass Palo Cortado.
En cuanto a los galardones, el de Mejor Bodega del Mundo es, sin duda, uno de los más codiciados que, por suerte (y mucho trabajo), cayó en manos españolas: en la bodega Vega Sicilia.
Pablo Álvarez, consejero delegado de Vega Sicilia, comenta que lograr tal reconocimiento “es un honor que recibidos con profunda gratitud y humildad. Estos premios representan la excelencia en la industria vitivinícola, y recibir esta distinción es un tributo no solo a Vega Sicilia, sino a cada persona que ha contribuido a nuestra historia. La calidad y la excelencia no son simples objeticos, para nosotros es una forma de vida”.
Además, Vega Sicilia no fue la única bodega española en llevarse un premio a casa. La bodega Familia Torres consiguió el Premio a la Innovación 2024. Dos referentes en vinos españoles que más de 1.200 profesionales del mundo de la enología han destacado entre los mejores.
Vega Sicilia tiene más de 160 años de historia, aunque su prestigio se ha ido ganando a lo largo de las últimas décadas, cuando la familia Álvarez se puso al frente de la gestión de la bodega fundada en 1864 por Eloy Lecada.
La bodega se encuentra rodeada de un precioso jardín japonés con especies que han logrado adaptarse al territorio, mientras que si hablamos de sus instalaciones nos lleva a edificios de ladrillo y a una pequeña capilla donde se encuentran las oficinas y también las salas de crianza. Por la parte trasera se establece la nave de vinificación o el botellero, además de otros edificios que, a diferencia de otras bodegas, no están firmados por grandes arquitectos.
Las pocas veces que Vega Sicilia se abre al público lo hacen en el palacete neoclásico del siglo XIX en el que se desarrollan catas de vino o eventos especiales, además de ser residencia de sus dueños, Pablo Álvarez vivió más de una década allí y pasó la pandemia entre sus paredes, por ejemplo.
En Vega Sicilia son conscientes de que no todas sus hectáreas disponibles son aptas para la viña, por eso su producción no ha crecido en un gran volumen en estas últimas décadas, incluso ha habido años en los que se ha reducido. De ahí que las botellas que consiguen estén prácticamente vendidas antes de ponerles el corcho, con una larga de lista de espera para conseguir ser sus clientes, la mayoría particulares.
“No podemos hacer más vino si queremos mantener la calidad. A veces bajamos la producción e incluso ha habido añadas que no ha salido alguno de nuestros vinos si no estaba al nivel, aunque supusiera perder millones de euros. La calidad está por encima del negocio”, decía Álvarez en una entrevista con Expansión. Y quizá ahí, en su última frase, está la clave de su imparable éxito.
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