En 2017 Ryan Gosling llegaba a Madrid para presentar la película 'Blade Runner 2049' junto a Ana de Armas y Harrison Ford. Sin su compañera de reparto, Gosling y Ford recorrieron la ciudad y visitaron lugares tan imprescindibles como el Museo del Prado, pero cuando llegó la noche, tras las ruedas de prensa y el turismo, Harrison Ford tenía claro dónde quería cenar. El veterano de Hollywood iba con los deberes hechos y dispuesto a seguir la recomendación de grandes amigos como Benicio del Toro, Liam Neeson o la mismísima Barbra Streisand: había que ir a El Landó. Y Ryan Gosling accedió, al parecer, encantado.
Un buen foodie sabe que cuando se visita un país, es inexcusable probar los platos más típicos de su gastronomía y, a ser posible, en un sitio de calidad reconocida. Por eso entendemos que el boca oreja ha hecho de El Landó un lugar de referencia para el star system hollywoodiense. A la flor y nata patria tampoco se le ha escapado desde su apertura, en 1977, el potencial del castizo restaurante.
Lucio Blázquez, propietario del famoso Casa Lucio, abrió El Landó y puso al cargo a su cuñado, Alberto Vázquez. Entre sus clientes destacados se encuentran el rey emérito Juan Carlos, Julio Iglesias (que llegaba en su avión privado), Liam Neeson, Zac Efron, Jake Gyllenhaal o Pedro Almodóvar acompañado de Rosalía.
El Landó se encuentra en el barrio de La Latina, en el número 8 de la Plaza Gabriel Miró. Allí se reúne una clientela que combina lo humano y lo divino para comer los famosos huevos rotos con patatas. Los más vips, en alguno de los dos reservados con los que cuenta el local. Otros que no han querido perderse la cocina de El Landó fueron Elsa Pataky y Chris Hemsworth, que no dudaron en fotografiarse en uno de sus balcones con vistas al Palacio Real. Además, la actriz también llevó a su compañero Vin Diesel en una ocasión a cenar al restaurante.
Si hablamos de que el plato estrella son los huevos rotos con patatas, ya te estamos dando una pista de lo que puedes encontrar aquí: comida tradicional y de calidad. Imprescindibles los callos a la madrileña, el jamón ibérico y el queso manchego. También las carnes y pescados preparados sin florituras para apreciar al máximo la materia prima, buenos vinos y buenos postres caseros, con un especial elogio para su arroz con leche.
Cuando Alberto González se jubiló, delegó en su hijo Angelito la regencia del restaurante. Junto a Alejandro Ribas, que está al frente de la cocina, llevó a cabo una remodelación del local, asegurándose de que no perdiera la esencia que lo había llevado al éxito. La carta sigue siendo perfectamente reconocible, no falta el servicio de aparcacoches o la terraza para aprovechar el buen tiempo, y el trato cercano y afable de los camareros sigue siendo una de sus señas de identidad.
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