El equilibrio mental de Inés se vio seriamente afectado desde muy pequeña. Su madre la maltrataba psicológicamente y, además, fue testigo de un suceso que marcaría su vida para siempre. Su madre fue la causa directa de la muerte de su padre.
Inés mantuvo en secreto todos estos años que su madre no había muerto. Lo cierto es que la tenía ingresada en un centro sin contacto con el exterior más allá de con los médicos. La salud de la madre de Inés empeoró hasta el punto de que los doctores le recomendaron que 'la dejase ir', pero la analista de datos lo que estaba haciendo era vengarse por todo lo vivido haciéndole sufrir en sus últimos días.
Inés mantuvo siempre una relación de amor-odio con su madre. Por una parte, ella era la causante de su dolor y sus traumas pero, por otra, también reclamaba su amor y su cariño. Ni siquiera a las puertas de la muerte Inés logró comprender por qué su madre la había odiado tanto.
Inés recibía entonces una llamada que sacó a la luz todo lo que llevaba dentro. El centro de internamiento de su madre le comunicó que ésta había fallecido. Con ello, Inés recordó el asesinato que cometió su madre y que ella presenció.