Luchar contra la segunda ola de la pandemia del coronavirus fue el principal objetivo de los sanitarios que, al menos está vez, no les pilló con la guardia baja. ‘Erguidos frente a todos’ se ha adentrado en el servicio de Urgencias de HM Hospitales de Madrid para conocer cómo se vivió allí la segunda ola de la pandemia.
“Sospechábamos que habría una segunda ola, pero la esperábamos más tarde, la esperábamos para otoño. En verano, de repente, llegó otra pandemia, la de la desmemoria. A mucha gente se le olvidó lo que acabamos de pasar y actuaron como si no hubiera pasado nada”, contaba Justo Menéndez, jefe de servicio de Urgencias de HM Hospitales.
“Las playas estaban llenas, las terrazas las veías llenas de gente, las fiestas… todo eso hizo que la gente interaccionase con mucha gente, con muy poco cuidado, y a finales de agosto empezaron a rebrotar los casos de coronavirus”, recordaba el médico.
“Lo peor fue ver que volvíamos a las andadas, la gente hacia lo que le parecía bien, lo que le daba la gana, eso fue lo peor de todo, la frustración de ver que nuestros mensajes no servían para nada”, aseguraba el médico de Urgencia visiblemente afectado.
Aunque en la segunda ola no todo fue negativo, los profesionales también destacan algunos puntos positivos, como el conocimiento adquirido ya en la primera ola y que la gente, en general, no esperaba hasta el último minuto para ir a urgencias, la gente estaba más concienciada.
“La segunda ola tiene su pico en la tercera semana de septiembre y todavía no había ni ninguna vacuna probada. Está claro que esta enfermedad sin vacuna sería algo terrible”, aseveraba Justo Menéndez que se alteraba al hablar de los negacionistas.
“Los negacionistas es un buen tema para una tertulia de ‘cuñados’. Nadie puede negar a estas alturas que hay un virus circulando, un virus que es bastante fastidiado para todo el mundo, que ha parado absolutamente todo”, decía.
“Eso se cura viniendo dos horas a mi hospital… se les acaba la tontería en dos minutos. Es una cosa que cada vez que hablo de ella me salta una rabia. Para nosotros supone una falta de respeto absoluta”, comentaba con resignación el doctor de Urgencias.