En 2018 Iñaki Urdangarin ingresaba finalmente en prisión y lo hacía en la cárcel de mujeres de Brieva, en Ávila. El que fuera duque de Palma dejaba atrás su vida con la infanta Cristina y sus cuatro hijos para comenzar la condena de algo más de cinco años que el juez le había impuesto por su implicación en el Caso Nóos.
En 'Cristina de Borbón. Rota de amor' hemos descubierto cómo era el día a día de Urdangarin en la cárcel y cuáles fueron los pilares en los que se apoyó para mantener la cordura durante su estancia entre rejas. Tal y como ha explicado Juan Luis Galiacho, Iñaki Urdangarin no mantuvo apenas contacto social durante el tiempo que estuvo preso: "No se relacionaba con absolutamente nadie, salía al patio cuando las mujeres volvían a sus celdas".
Tal y como ha explicado el periodista, Iñaki se refugió en la religión y en los libros para "no perder la cabeza", pero también dedicó largas horas al cuidado de un huerto de tomates que había en la prisión: "Era el huerto que cuidaba Luis Roldán cuando estaba en esa misma cárcel".
Para Antonio Montero la decisión de ingresar a Iñaki Urdangarin en una cárcel de mujeres tenía un propósito muy claro: "Sabían que en cinco años con otros presos iba a terminar hablando y contando muchas cosas que no interesan que se sepa, por eso decidieron aislarlo, no por protegerle a él".