En el año 2008 Iñaki Urdangarin cumple 40 años y la infanta Cristina le prepara una fiesta sorpresa. A esta celebración acudirá el actual rey Felipe VI y precisamente delante de él se producirá una conversación que hará que el rey saque su lado más desconocido.
En la conversación con algunos de los invitados, Iñaki se queja de lo mucho que le cuesta mantener la casa en la que vive con la infanta y sus hijos, un comentario que el rey Felipe, una de las personas más austeras de la Casa Real, escucha y ante el que no puede evitar saltar: “¡Pues no habértela comprado!”.
Comienzan aquí las dificultades en la relación de los miembros de la familia real con el que por entonces era el Duque de Palma. El escándalo del Caso Nóos no hará si no aumentar el conflicto y evidenciar que entre los cuñados especialmente la relación se ha roto por completo.
Tras el escándalo, la familia de Cristina e Iñaki se traslada a Washington, un lugar en el que, lejos de lo que nos hicieron creer, las cosas no fueron nada fácil para la infanta. Según Paloma García Pelayo y otros periodistas que pudieron seguir sus pasos en la ciudad norteamericana, la infanta echaba profundamente de menos su vida en España y más concretamente en Barcelona.