Gustavo Guillermo González no solo ha sido el chófer de María Teresa Campos, también ha sido su hombre de confianza y le ha considerado casi su hijo. A las puertas del tanatorio, Gustavo se mostraba afectado tras la muerte de la periodista y es que cree que se ha ido su “media naranja”.
“Formábamos un equipo maravilloso”, decía Gustavo, que decía sentirse “roto”. Para ella, María Teresa Campos era la “número uno” y no cree que vuelva a haber alguien como ella: “Nadie pisaba un plató como Teresa”.
Además, destacaba de ella su generosidad “en todos los aspectos” tanto como madre, amiga o compañera: “Tú le pedías algo y te lo daba por cinco, se ofrecía ella a dártelo. Era la número uno”.
Las hijas de María Teresa Campos, afectadas pero con entereza, han atendido a los medios de comunicación para dar las gracias tanto a la prensa como al equipo médico que ha atendido a su madre. Terelu destacaba que ha sido un camino "largo y difícil", ambas han explicado que han intentado proteger su imagen porque creen que su dignidad "merecía ser intocable".
Las hermanas recordaban que mientras todo el mundo despide a la comunicadora, ellas dicen adiós a su madre y explicaban que se ha ido rodeada de mucho amor por parte de sus hijas y sus nietos.