El convoy que se ha encargado de realizar el peligroso viaje estaba compuesto por cinco vehículos, uno de ellos la ambulancia que traslada a los recién nacidos. Junto a Sofía, cuya madre es una madrileña llamada María Eugenia, van Lenny y Moishe, dos mellizos de padres norteamericanos que dan nombre a la operación de rescate.
Lunes 7 de marzo. 11:30 de la mañana. Hospital Okhmadet de Kiev. Es el día, la hora y el lugar elegidos para poner en marcha la ‘Operación Géminis’, el rescate de tres bebés de la capital ucraniana y su posterior traslado hasta Polonia. Uno de esos pequeños es Sofía, una niña prematura nacida por gestación subrogada.
En los otros vehículos, los padres de los bebés, un abogado ucraniano (Oleksander Sikailo), una trabajadora de la agencia junto a otro recién nacido y todo el equipo de Proyecto Dynamo, encabezado por uno de sus fundadores, Bryan Stern. Esta organización sin ánimo de lucro norteamericana está especializada en rescates de niños en zonas de guerra. Y lo mismo que están haciendo ahora en Ucrania, lo han hecho anteriormente en Afganistán, Siria o Iraq.
El hospital, en el que ha estado ingresada Sofía 44 días, está en pleno centro de Kiev, a poco menos de un kilómetro de la plaza Maidan. Desde que comenzó la invasión rusa, han sentido allí numerosas explosiones. También justo en el momento en el que se marchan, casi a modo de despedida, suenan de fondo las bombas cayendo.
Tras 12 horas de viaje, varias de ellas conduciendo de noche, llegaron hasta la frontera con Polonia. Un trayecto que otros han hecho en tres o cuatro días, "pero la situación de los bebés era urgente" y requería del menor tiempo posible.
En la frontera, la organización norteamericana lo tenía todo preparado para poder pasar con la urgencia que requería el estado de salud de los tres prematuros. Allí les esperaban miembros del servicio consular estadounidense, que aligeraron los trámites.
Ahora Sofía está ingresada en el hospital de la ciudad polaca de Rzeszow, donde tendrá que estar un tiempo para recuperarse.