“Hace unos minutos hemos vivido una situación surrealista”, ha empezado contando Marc Calderó desde el exterior de la casa de Josep María Mainat. Ángela, la mujer del productor y que presuntamente intentó acabar con su vida, ha salido a la calle con una peluca blanca, una mascarilla negra… y un plato con cinco cruasanes de chocolate. Cuando los periodistas le han preguntado por todo lo que está ocurriendo con el caso Mainat ha respondido "¿Por qué hablar si se puede comer?" Sonsoles Ónega ha querido saber si Caderó se ha comido alguno y él la ha tranquilizado diciendo que no.
La casa de Mainat se ha convertido en uno de los focos de mayor interés informativo de los últimos días. Los reporteros que han hecho guardia en la puerta se han encontrado con sorpresas y giros de guion prácticamente a diario. Hace una semana conocíamos a Alina, que gritaba frente a la vivienda que le devolvieran su documentación y contaba que era la novia del escort latino al que contrataba Ángela. Alina y Gabriel, el “escort latino”, llevan viviendo en la casa de Mainat dos semanas porque por culpa de Ángela perdieron la suya.
Esta misma semana vimos a otra mujer que llegaba a la casa porque decía que tenía información importante para Pol Mainat, el hijo del productor… a pesar de que sabía que ni él ni su padre estaban en esos momentos en la vivienda.