Samuel Amaya es biólogo sanitario y, una tarde tras salir de trabajar, se subió a su azotea a tomarse una cerveza y a disfrutar del buen tiempo. Lo que parecía un momento de paz y tranquilidad pronto se convirtió en recuerdo imborrable.
Desde la calle, podía parecer que Samuel estaba sentado en el borde de la azotea, por lo que alguien llamó a emergencias alertando de un posible suicidio. Por eso, el joven vio pronto aparecer a varios coches de policías a los pies de su casa. “Lo último que pienso es que está relacionado conmigo”, ha explicado en una conversación en directo con Joaquín Prat.
No se dio cuenta de que él era el protagonista de esta historia hasta que los policías se personaron en la azotea. “Yo estaba hablando por teléfono y de repente escucho: ‘Caballero, no se vaya a tirar’. Veo a ocho policías rodeándome por detrás”, ha explicado. Además, escuchó a uno de los agentes decir: “El supuesto suicida está bebiendo alcohol ahora mismo”.
Tras escuchar todo esto, intentó explicar que todo había sido un malentendido y que él no pretendía tirarse. “Yo creo que cuando me vieron dónde estaba y la cara de alucinación que tenía, vieron que no estaba haciendo nada. Me preguntaron que cuánto tiempo llevaba en la terraza y me pidieron que la desalojara”, ha explicado.
Al final, el susto se quedó en una anécdota, pero seguro que Samuel Amaya no olvida nunca esa tarde. Al menos, ve el lado positivo de lo ocurrido: “El protocolo antisuicidio funciona”.