Ni relación ni compromiso… Entre Íñigo Onieva y Tamara Falcó ya no queda nada de nada, pero el pasado sábado la hija de Isabel Preysler todavía confiaba en el amor de su amado y disfrutaba con él de la que sería su última cena juntos.
Tamara ya sabía que algo estaba pasando, pero su amor y la ilusión por su boda de cuentos de hadas le hizo confiar en Íñigo Onieva una vez más y le creyó cuando le dijo que el vídeo en el que se le veía besarse con otra mujer era de 2019. La pareja decidió no hacer caso a todo lo que se estaba diciendo y tomaron el consejo de la madre de ella de dar la cara.
Íñigo y Tamara se pusieron de tiros largos y cogidos de la mano salieron de la que era su casa para asistir a la boda de unos amigos. Él mantenía que había alguien interesado en acabar con un compromiso y que él amaba a Tamara sobre todas las cosas. Ella estaba muy seria, pero cuando las cámaras dejaron de enfocarles, volvieron a ser ellos mismos. Una pareja que se acababa de comprometer y que sentía que dentro de muy poco iban a ser los protagonistas de un evento similar.
Tamara comenzaba a relajarse, sonreír e incluso, se olvidaba de todo y besaba a su amado. Las miradas de complicidad entre ambos fueron muchas y disfrutaron de una boda que para ellos sería su última cena como pareja.
Según fuentes cercanas a la pareja, al regresar a casa tras la boda, Íñigo no pudo más con su mentira y decidió contarle a Tamara toda la verdad. Momento en el que ella se marchó a casa de su madre y la relación se rompió en mil pedazos.