Ella es la encargada de escribir sus propios discursos y hasta el día de su 50 cumpleaños lo ha pasado inmersa en sus labores profesionales, lo que sería una más de las curiosidades que se encuentran detrás de la mujer que esconde la reina Letizia. Doña Letizia no es una reina al uso ni pretende serlo, para ella las tiaras y los chalecos de cooperante son lo mismo.
Un reciente artículo del periódico el País saca a la luz algunos de sus aspectos más desconocidos como su predilección por ser ella misma la que elija los tomates que se toman o su pasión por las sardinas cuando están en temporada. También hemos conocido que tiene muy buena relación con dos mujeres de su edad que no parecían tener nada en común con ella. Una es Begoña Gómez, la mujer de Pedro Sánchez, y la otra es Penélope Cruz. SE sabe que le gusta mucho el cine al que intenta ir todos los viernes. El sábado es un día para pasar en familia y la hemos visto disfrutar en varias ocasiones en conciertos junto a sus hijas y su esposo. Algo que hacen desde la multitud, el lugar en el que más se disfruta de la música.
Se define como la Constitución de 1978 “aconfesional”, para ella el trabajo de reina es un trabajo que realiza con el máximo rigor posible y por el que cobra 142.402€ al año.
Jesús Rodríguez, periodista experto en su majestad, nos ha contado que Letizia es un ser complejo como todos y que sobre todo, es una gran profesional de la realeza. Lleva 18 en la Casa Real y ya es una profesional de una profesión que tienen muy pocas personas en el mundo.
Respecto a su papel de madre, Rodríguez ha resaltado su labor “Madre es algo que le importa muchísimo, ha educado a sus hijas, siempre han estado muy unidas a ella… Yo creo que es Reina, periodista jubilada hace tiempo, madre…” y sobre todo, los valores que ha establecido en la corona “Utilidad, austeridad y normalidad”.
El reciclaje, el apoyo a los diseñadores españoles, sus guiños sociales, sus faldas cortas, sus vestidos de 30€, la reina Letizia nos ha mostrado que el estilismo de una reina tiene lenguaje propio y que no es necesario llevar una tiara para ser una gran reina.