La seguridad de los trabajadores en las prisiones españoles está más en duda que nunca, especialmente desde que Nuria fuese asesinada en la cárcel de Tarragona.
Nuria tenía 48 años, era la responsable del taller de cocina y estaba contratada por el Centro de Iniciativas para la Reinserción (CIRE). Iulian, el preso asesino que la mató y posteriormente se suicidó, se encontraba en el módulo de los internos más violentos, pero por buen comportamiento se le permitió trabajar elaborando la comida diaria del centro penitenciario.
Este lunes, en 'Vamos a ver', hemos podido hablar con Pablo Martínez, sobrino de Nuria, que ha vuelto a denunciar las negligencias cometidas y que han terminado con la vida de su tía: "Se está especulando mucho sobre que las familias de los presos no pueden ver a sus familiares, pero nosotros no vamos a ver a Nuria nunca más. Para que esto pase algo se ha tenido que hacer mal y algo no se está haciendo bien. Desde la política que ha tomado estas decisiones, se está como victimizando a los presos y diciendo que no se los está atendiendo por las manifestaciones de los funcionarios, cuando no es así", ha explicado.
El preso que acabó con la vida de Nuria tenía preso de 48 años, era uno de los más violentos y ya degolló a una mujer en 2016. A pesar de estos antecedentes, su "buen comportamiento" le llevó a poder estar en la cocina: "Si ya ha quitado la vida con un cuchillo a una mujer, no podemos permitir que esté en una situación en la que pueda provocar lo mismo que ya ha hecho", ha denunciando de manera contundente.
"Mi tía no estaba cómoda y sentía que en las cárceles españolas cada vez había más derechos para los presos y menos seguridad para los funcionarios y trabajadores": ha explicado el sobrino de Nuria.