El incendio que se produjo en Valencia durante la tarde del viernes se considera ya el peor que se ha vivido en la historia en la ciudad del Turia. Dos edificios de pisos en los que vivían 138 familias ardían a una velocidad pasmosa que provocaba el asombro de los equipos de seguridad que se desplazaban hasta la zona.
Tras horas y horas de lucha contra las llamas, los bomberos conseguían de madrugada hacerse con el control de la situación mientras cientos de personas veían completamente devastadas desde la calle cómo el fuego consumía sus viviendas. Una de esas personas es Vanesa, una vecina del edificio que, alertada por su marido, bajó a la calle para ayudar a sus vecinos y ya no pudo volver a su hogar:
"Fue como estar en una falla, la gente con niños bajando corriendo por las escaleras, en la calle cayendo trozos ardiendo y la personas gritando y pidiendo ayuda (...) Me llamó mi marido desde la calle para decirme que el edificio estaba ardiendo, él había salido de casa diez minutos antes con mi hijo y yo me había quedado viendo la tele en el sofá, bajé a ayudar a los vecinos y ya no pude volver a subir (...) El conserje empezó a llamar a todos los vecinos para que saliesen de sus casas e intentamos sacar a la gente del edificio, pero los bomberos nos retiraron de allí porque no paraban de caer trozos prendidos en fuego hacia la calle".
Aunque Vanesa, su marido y su hijo consiguieron salvar la vida, lo cierto es que esta vecina vio desde la calle cómo toda su historia era devoraba por las llamas. Su hijo, que había salido de casa diez minutos antes de que comenzara el incendio, lloraba desconsolado porque sus deberes se estaban perdiendo:
"Mi hijo lloraba por sus deberes, por su cartera y por sus balones, yo le decía que no se preocupara, que todo eso era material y se recuperaría, que lo importante es que estábamos los tres bien (...) Estamos en casa de mis suegros, esta noche hemos dormido allí, pero no sé qué es lo que va a pasar, estoy completamente en shock".