‘Vamos a ver’ muestra la investigación de ‘Villanarco’, el lugar sin ley de Cádiz que se encuentra en el estrecho de Gibraltar y pegado en la zona protegida de La línea de la Concepción.
“Se trata del territorio narco con más actividad de España. Aquí viven los narcotraficantes más peligrosos. Vamos en un coche camuflado y las personas encargadas de dar el agua vigilan desde las torres, cualquier extraño incomoda”, añade el reportero.
Justo en frente se encuentra la playa de la Atunara ,donde se alijan miles de kilos de hachís y cocaína. Llegar a ‘Villanarco’ no es fácil. Hay que atravesar un complejo laberinto de caminos sin asfaltar y muros altos de hormigón, tras ellos grandes mansiones esconden lujosos chalets y almacenes de la droga. “Esto es el zabal, un mar de tejados que no tendrían que existir ningún tipo de construcción, son construcciones ilegales donde los narcos meten la droga y se escabullen”, comenta el periodista.
Los narcotraficantes y sus testaferros cortan vías públicas con bolardos para evitar asaltos y despliegan alarmas, concertinas y cámaras por cada rincón. Los narcos no quieren que veamos como viven ni a que se dedican, por eso una vecina explica que “Yo paseo tranquilamente por todos sitios, ahora si os ven a ustedes ya es…Os pueden pegar una pedrada, deben tener cuidado, eso sí”. Además, la vecina de ‘Villanarco’ comenta que “Aquí se nota más…si quieres ver más bien tiene que ser por la noche. Suele ser todo muy rápido, no te da tiempo a nada.
‘Villanarco’ es la zona más exclusiva, una sucesión de chalets que está conectada por el interior. Una zona protegida y muy peligrosa, controlada por los principales clanes de la droga en Europa, el de los ‘Pantoja’, ‘el Messi’ o el de ‘Los Castaña’. La mitad de los capos del hachís ya se encuentra en prisión y la otra mitad escondidos en Marruecos.
Por otro lado, acompañamos a los agentes del Servicio de Vigilancia Aduanera en una jornada de control de la costa en busca de una lancha cargada de tabaco. Nos colocamos a una distancia suficiente para no ser detectados. En plena oscuridad, uno de los agentes de aduanas comenta: “¡Venga! ¡Foco! ¡Ahí le tienes!, dirigiéndose a una de las lanchas de narcotráfico. Se colocan a un lado y a otro del barco porque saben que los agentes no quieren pasarles por encima. El piloto de la lancha desafía a los agentes con insultos y gestos de desprecio.
Más tarde, se introducen por un camino de espigón por el que el barco de aduanas no puede pasar. “Ahora mismo los agentes de aduanas están sacando esta barca más pequeña para tratar de poder meterse en el espigón y así poder darles caza”, explica el reportero.
Otra de las gomas sale por otro lado, conducen a oscuras y pegados al espigón, una maniobra peligrosa, navegan a toda velocidad en dirección a la costa y con la lancha cargada. Tras una larga persecución consiguen escapar, pero sin lograr su objetivo de alijar. Este es el día a día de los agentes de aduanas.