Leo Cámara se despidió de su trono hace seis años en una final de lo más emotiva. Después de presenciar una dura discusión entre sus pretendientas favoritas, el tronista tomó una decisión inesperada que provocó un auténtico mar de lágrimas en el plató. Una mañana agridulce que tuvo lugar el 12 de noviembre de 2013 y que hoy recordamos por su aniversario.
La mañana en la que se cerró la etapa de Leo Cámara como tronista empezó bastante fuertecita. El tronista había tenido una última cita conjunta con todas sus pretendientas y, de camino a la casa rural en la que iba a tener lugar el encuentro, Susana y Liz Emiliano se enzarzaron en una tremenda discusión. La ex gran hermana decía que su rival y la mejor amiga de esta se habían creado cuentas falsas en Twitter para insultarla.
La tensión vivida en el encuentro se trasladó al plató y las dos protagonistas de la disputa intentaron aclarar que era aquello que había hecho que estallaran de aquella forma. Después de eso, Leo Cámara tuvo que tomar una de las decisiones más difíciles de su carrera televisiva. Se dirigió a cada una de ellas y no dudó en dedicarles unas bonitas palabras, que parecían de despedida. Todas ellas le miraban con lágrimas en los ojos y, aunque eran conscientes de que podían no ser elegidas, no podían evitar ser de lo más cariñosas con él.
Después de casi ocho meses de reinado, de emociones y de relaciones de lo más intensas entre el tronista y sus pretendientas, Leo Cámara tuvo que enfrentarse al momento definitivo. Empezó suave, diciendo que estar en ‘MyHyV’ había sido una de las “experiencias más bonitas” de su vida. Pero pronto, sus palabras y su gesto empezaron alertar de que algo iba a pasar y no era del todo bueno.
“Creo que sería engañarme a mí mismo y a vosotras. La decisión que he tomado es que no puedo irme con ninguna. Lo siento”, dijo el tronista, mientras que sus chicas se lanzaban a sus brazos para consolarlo, “Me duele en el alma”, añadía. A él le dolía en el alma, pero Liz Emiliano no dudaba en decirle que lo iba a quer “igual” y que no se preocupara por nada. Él estaba destrozado, había hecho lo que había podido, pero no podía engañar ni a su cabeza ni a su corazón, por lo que prefirió marcharse igual que había venido. Eso sí, las palabras de cariño, tanto de pretendientas como de Emma García, no faltaron en aquella mañana.