Kiko Matamoros es un enamorado de las discotecas y de los quirófanos a partes iguales. La pasión del colaborador más hercúleo de ‘Sálvame’ por el bisturí no tiene límites y cada vez que tiene un ratito se tumba en una camilla para cambiar alguna parte de su rostro.
Su último retoque estético se lo ha hecho Carla Barber, su recién estrenada nuera, pero en ‘Unplugged’ queremos recordar que este no es el primero ni el único y que el colaborador lleva mostrando su lado más camaleónico en Telecinco desde el año 2011.
Kiko Matamoros se animó a dar el paso de operarse en el año 2011 y dejó que las cámaras de ‘Sálvame’ le acompañaran en todo el proceso de su transformación. Quería abrocharse “un poquito las orejas y los párpados” y no tenía miedo de entrar a quirófano.
Una vez terminada la operación, la cirujana explicó cómo era el postoperatorio que tenía que seguir el colaborador y contó que se habían reído mucho con él durante la intervención: “Ha sido muy divertido”, explicaba la doctora, mientras que Kiko reposaba convaleciente en un sillón.
‘Sábado Deluxe’ recibió a un Kiko Matamoros completamente distinto en el año 2015. Tras pasar por quirófano y estirar su rostro para lograr un aspecto más lozano, el colaborador se sentó en el programa de las noches de Telecinco para enseñar el resultado de su lifting y para plantar cara a sus compañeros, que habían sido muy duros con Makoke durante sus días como colaboradora.
Un año después de su impactante lifting, el colaborador volvió a pasar por quirófano y aquella vez fue para hacerse un injerto capilar. Las cámaras de ‘Sálvame’ consiguieron sus primeras palabras tras la intervención y explicó cómo había ido todo.
Contó que se había hecho “un implante capilar en las cejas”, porque las tenía “poco pobladas” y que se había puesto quinientos pelos. Además, Matamoros contó que había estado “aproximadamente cuatro horas en el quirófano”.