‘Gran Hermano VIP 8’ no es el primer programa en el que Carmen Alcayde se abre en canal y deja al descubierto su lado más íntimo. A lo largo de su trayectoria en televisión, la hemos visto hablar sobre asuntos de lo más personales y uno de ellos lo expuso en 2017.
Seis años antes de entrar en la casa de Guadalix de la Sierra, la colaboradora de Telecinco participó en un experimento del programa ‘Sálvame’ y luchó contra un problema que se le podía complicar a la larga si ponía remedio. ¡Recordamos la terapia que hizo!
Omar Suárez, quien fuera rostro de ‘Sálvame’, realizó un reportaje en el año 2017 en el que habló de la adicción de algunos famosos a las redes sociales y a estar siempre conectados con el mundo a través de Internet.
Para su trabajo, contó con la colaboración de Carmen Alcayde, una mujer que pasaba bastantes horas con el teléfono en la mano y mirando las cuentas de otros rostros conocidos. Como conclusión, descubrieron que la ahora concursante de ‘GH VIP 8’ pasaba mucho tiempo conectada.
Subía gran cantidad de vídeos y, además, durante una cámara oculta, pudieron comprobar que no dejaba de coger el teléfono móvil a la hora del desayuno. Fue tras ver lo mucho que usaba las redes cuando Omar Suárez le propuso someterse a terapia.
“Para mí, no es una obsesión porque no estoy enganchada, es una forma de vida”, declaró la presentadora, que aseguró que iba a ponerse en manos de una experta para saber si tenía un verdadero problema: “Voy a ir para que me diga si mi forma de vida es preocupante”.
Tras un primer vistazo, Irene López Assor, psicóloga de ‘Sálvame’, le dio un diagnóstico: “Parece que tienes un problema que se llama nomofobia”, le dijo, antes de proponerle pasar 24 horas sin teléfono como parte de un experimento.
Una prueba que fue todo un reto para Carmen Alcayde, que no había pasado nunca tanto tiempo separada de su terminal: “Me da una rabia no tener el móvil que tengo hasta taquicardias”, declaró en el momento que no pudo capturar una instantánea.
Al final, la ahora concursante de ‘GH VIP 8’ superó la prueba de estar un día sin móvil y descubrió que la terapia le había servido para darse cuenta de que era mejor vivir las cosas que estar siempre grabando o fotografiándolas.
“Para uso profesional está muy bien, pero en el uso personal tienes que restringirlo a dos o tres fotos”, afirmó la psicóloga, a modo de tratamiento para terminar con el principio de nomofobia de la presentadora.