Pedro Carrasco e Isi han sido dos de los grandes amores en la vida de Raquel Mosquera, pero no los únicos. Antes de formar una familia con su actual marido, la peluquera tuvo una relación de varios años con Tony Anikpe, del que terminó separándose en el año 2007.
Tan solo un día después de hacerse pública la ruptura con él, la enemiga de Rocío Carrasco se sentó en el plató de ‘El programa de Ana Rosa’ y se sinceró como nunca con la presentadora del magacín matinal de Telecinco sobre los motivos por los que se divorciaba.
El 8 de junio de 2007, la viuda de Pedro Carrasco se sentó en el programa de Ana Rosa Quintana para hablar con ella sobre la decisión que había tomado. Dos años después de darse el ‘sí, quiero’, la peluquera se separaba y todos los medios se hicieron eco.
Sin embargo, sus primeras declaraciones fueron en el magacín matutino de nuestra cadena. Fue allí donde aseguró que se sentía “bien” tras tomar la decisión, ya que no había tenido “problemas ni malos rollos” con el padre de su hija.
“Yo tomé la decisión y él no me ha puesto ninguna traba. Ha sido de mutuo acuerdo”, afirmaba la entrevistada. En cuanto a los motivos, Raquel Mosquera se sinceró sobre qué era lo que le había empujado a tomar la elección de dejarlo con Tony Anikpe.
“Cuando estoy enamorada, es muy importante tener a mi pareja a mi lado. Él viajaba mucho y eso me afectaba. Nunca le prohibí que lo hiciera, pero, al tener a la niña, me di cuenta de que lo necesitaba”, declaró en ‘El programa de Ana Rosa’.
“El enamoramiento que tenía se me ha pasado. Para estar con mi marido, tengo que estar enamorada. Yo no puedo estar con alguien solo por cariño”, declaró la peluquera en su primera entrevista tras separarse.
La que fuera finalista de ‘Supervivientes 2018’ aclaró en aquella entrevista que habían “formalizado papeles” y que habían llegado a un acuerdo: “Él no se quería separar, pero no puso ningún problema”, aclaró.
En cuanto a lo que habían acordado, Raquel Mosquera declaró que ella se quedaba “con la guardia y custodia” de la pequeña y que la patria potestad era “compartida”. Además, era ella la que se quedaba a vivir en la casa donde había convivido con su exmarido.