Todo consumidor quiere comprar el mejor producto, sobre todo si hablamos de alimentación. Detrás de un limón, hay un exigente y esmerado trabajo de todos y cada uno de los eslabones que forman el sector para que este cítrico dorado llegue a nuestros hogares con las máximas cualidades. El limón de Europa es el de mayor calidad del mundo ya que implementa un modelo de producción basado en cinco pilares: sostenibilidad económica, medioambiental, social; seguridad alimentaria y trazabilidad.
La responsabilidad económica se orienta a la generación y distribución del valor agregado entre los colaboradores y accionistas, considerando las condiciones del mercado, la equidad y la justicia. Asimismo, implica la generación y distribución de bienes y servicios útiles y rentables para la comunidad de la que forma parte.
Por ello, todas las operaciones de compraventa de limones deben formalizarse a través del Contrato Tipo homologado que se adapta a las exigentes condiciones que fija la Ley 12/2013 de la Cadena Alimentaria de España y que se resumen en el Código de Buenas Prácticas en la Contratación Alimentaria (CBPCA) promulgado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España.
El limón europeo trabaja también en la mejora del medioambiente con un enfoque de ecoeficiencia y prevención que maximiza el uso de insumos y recursos naturales. En este sentido, cuenta con un Manual de Materias Activas y Recomendaciones en Tratamientos para el Limón que es incluso más restrictivo que la normativa europea. Sus principales finalidades son informar al sector de la situación legal y ajustar la oferta a los requerimientos legales de los diferentes mercados. Además, recomienda los tratamientos fitosanitarios más eficaces y que al mismo tiempo racionalicen el trabajo tanto en campo como en los almacenes de confección. Una sostenibilidad medioambiental que viene avalada por la Certificación GOBALG.A.P.
Por último, este sofisticado sistema se completa con la sostenibilidad social. Hablamos de aspectos clave en la gestión de los recursos humanos, la seguridad y la salud en el trabajo, la formación y el desarrollo de los trabajadores, la gestión de la calidad y otros elementos como la adaptación al cambio y el medio ambiente. Implica, también, la responsabilidad compartida y subsidiaria de inversionistas, directivos, colaboradores y proveedores para el cuidado y fomento de la calidad de vida en el trabajo lo que le ha hecho merecedor de la Certificación GRASP.
Tal y como está visibilizando la campaña Welcome to the Lemon Age, todo este engranaje confluye en el modelo europeo de producción, el más exigente a nivel global que garantiza la seguridad alimentaria y la trazabilidad de los limones en su camino del limonero a la casa de cada hogar de Europa y que cuenta con la garantía para fabricantes y minoristas del sello IFS Food que avala la calidad, transparencia y reducción de costes y tiempos. Además, también disponen de un producto de calidad tal y como acredita la certificación BRC, uno de los estándares de seguridad más prestigiosos a nivel mundial.