La de Desirée es sin duda una de las historias más duras que hemos escuchado en ‘Hay una cosa que te quiero decir’. Cuando apenas tenía 12 años, la niña empieza a sufrir abusos por parte de su padrastro, el hombre con el que su madre se casó cuando ella era solo una niña.
La pesadilla, que Desirée tardaría años en contar, se convirtió en la realidad de la niña y en uno de los mayores motivos para buscar a su padre biológico. Tras contárselo a su madre y denunciar al padrastro que acaba en prisión, Desirée se convierte en una adolescente complicada que le echa en cara a su madre que no se haya dado cuenta del calvario por el que pasaba cada vez que su madre salía de casa.
Fruto de esa rebeldía, Desirée deja a su madre y comienza a tener relación con su padre biológico, alguien con quien las cosas no funcionarán tal y como ella esperaba: “A los pocos meses descubrí lo violento que era y su adicción al juego”.
Inés, la madre de Desirée, regresa a por su hija y una vez más se convierte en su único apoyo. Sin embargo, la relación ya está tocada y nada vuelve a ser como antes. Ahora que es madre, Desirée quiere recuperar a su madre y aclarar todo eso que tienen pendiente.
