Silvia ha llegado hasta el plató de ‘Hay una cosa que te quiero decir’ para contar su historia, la historia de una niña que crece en la localidad gaditana de Chiclana de la Frontera en los años 70. Ella es la cuarta de seis hermanos en una familia que ella misma define como “una piña”.
Con el paso de los años, Silvia se hace mayor y acaba formando su propia familia junto a su marido y sus hijos. Con José Antonio, su marido, logra alcanzar la familia y la tranquilidad pero todo cambia cuando se cruza en su camino un nuevo amor, un hombre más joven que ella a quien conoce a través de las redes sociales.
Tras varios meses enamorada de otra persona, Silvia consigue armarse de valor y confesarle al padre de sus dos hijos que quiere estar con otra persona. Con esta decisión comienza una etapa muy dolorosa para nuestra invitada en la que ve cómo el juez le otorga la custodia de los dos niños a su ex marido.
Además, la familia de Silvia también le da la espalda y decide apoyar a su ex marido. De un día para otra, la gaditana se ve sola y separada de sus hijos, a quienes apenas ve.
Solo hay una cosa que consigue sacarle la sonrisa y no es otra cosa que cantar las canciones de Isabel Pantoja, la que sin duda es la artista a la que más admira.
Solo dos de las hermanas de Silvia aceptan la invitación
Mariángeles, Ana Cristina y Mónica son las tres hermanas de Silvia y con las que quiere recuperar la relación y decirles que por su culpa ha pasado unos muy complicados y necesitado mucha terapia.
Aunque la mayor de ella, Mariángeles, no ha aceptado la invitación del programa, las dos hermanas pequeñas de Silvia sí han acudido y se han visto las caras con Silvia. Cuando ellas han comprobado que se trataba de Silvia ambas han reído: “Vamos a escucharla, ya que hemos venido hasta aquí…”.