Un hombre ha visto cómo su viviendas ha sido okupada en dos ocasiones en tan solo 24 horas. Los okupas aprovecharon que salió a trabajar temprano, entraron en la casa y hasta pusieron una piscina. Lo más sorprendente es que tras desalojarles, okuparon la casa al día siguiente y habrían amenazado al dueño. "Decían que nos iban a rajar", decía una familiar del propietario.
El dueño de la vivienda salió a trabajar y, pocas horas después, un vecino le alertó de que su vivienda había sido okupada. Su familia tardó media hora en llegar al lugar pero el desalojo por parte de la guardia civil fue complicado.
“Decían que les habían vendido unas llaves, que su abogado les había dicho que era su casa y nos enseñan unas escrituras pero era mentira, rompieron el cristal”, narraba la familiar del propietario.
Cuando el dueño consiguió entrar en su casa, se la encontró desvalijada: muebles destrozados, libros tirados, ropa por el suelo hasta sábanas en la escalera. Es más, sacaron sus cosas en su presencia porque la guardia civil no sabía quiénes eran los propietarios de esos objetos.
“Decían que ellos se iban a quedar en la casa, que no salían a menos que les pegáramos un tiro”, relataba la mujer.
Lo más sorprendente es que, después de aquella noche, la familia entera e empleó a fondo recuperando la casa y, cuando su él salió a comprar un bocadillo (algo en lo que empleó tan solo 10 minutos) la vivienda volvió a ser okupada por las mismas personas.
“Ha venido corriendo y ya estaban dentro sentados en la misma silla riéndose de todo el mundo”, nos contaba la mujer, aún estupefacta. Es más, han tenido que acudir de nuevo a la guardia civil, que habría presenciado otros presuntos delitos: “Ella se ha autoagredido, se ha clavado el cuchillo en la tripa, han llamado al 112 pero no se ha hecho nada, les han sacado insultando a todo el pueblo que estaban en la puerta”.