Ainhoa es una joven de 27 años que entró en quirófano para operarse el pecho y acabó de la peor manera posible: ingresada y en la UCI al borde de la muerte. Los médicos llegaron a decirles a sus padres y a su marido que tan solo le quedaban unas pocas horas de vida.
'TardeAR' ha conectado en directo con Ainhoa, la protagonista de esta pesadilla, quien nos explica detalladamente todo lo que ocurrió ese fatídico nueve de febrero en el que casi pierde la vida por una simple operación estética.
Ainhoa ha explicado que se encuentra mucho mejor: ''Aún estoy un poco floja, un poco débil, pero poco a poco, mejor''. Respecto a por qué salió mal su operación, la afectada lo ha detallado: ''En mi caso creo que tienen responsabilidad ambos, por parte del cirujano por no haber estado pendiente, por no haber venido cuando estábamos insistiendo cuando yo estaba en ese estado''.
''En el hospital donde estaba, el problema fue más grande aún por el tiempo que me dejaron abandonada. Estuvieron más de 24 horas mis familiares diciendo que por favor me trasladaran a otro centro donde me pudiesen atender mejor y la cosa en vez de mejorar empeoraba mucho'', afirma Ainhoa y recalca que gracias a los médico del Hospital Santa Lucía, sigue viva.
Por otro lado, revela que nadie le ha explicado qué ocurrió: ''No sé realmente qué paso, sí se cómo estaba. Al subir a la habitación después de estar en quirófano subí con quemazón en el cuerpo, piernas, brazos axilas, empecé a vomitar, a sangrar y desprendía un olor muy fuerte. Mi madre salía a avisar a que alguien viniera a verme, pero viendo que no mejoraba me trasladaron a las 24 horas al hospital Santa Lucía''.
''Cuando llegué lo primero que tuvieron que hacer fue ponerme cuatro bolsas de sangre porque llegué desangrada. Directamente a UCI, estuve 20 días con diálisis, fallo renal, se me pararon los riñones, los pulmones, una locura'', explica.
Y desvela que el médico que debía atenderla no se hizo cargo de ella en ningún momento: ''Él subió a la habitación a la hora de que yo saliera de la habitación, mi familia le preguntó si era normal y él respondió que era algo normal de la intervención. A las horas, las enfermeras lo avisaron para decirle cómo me encontraba y creo que él por mensajes decía lo que tenían que ponerme, pero en ningún momento fue a visitarme ni a ver cómo estaba''.
En cuanto a si tiene efectos secundarios, Ainhoa ha explicado que tiene miedo a pasar por quirófano de nuevo e indica las secuelas que le han quedado: ''El riñón todavía no me funciona bien, he perdido un poco la fuerza y psicológicamente un poco duro, la verdad''.