Yiya se va de la isla totalmente renovada. La superviviente asegura que la experiencia en 'Supervivientes' le ha hecho cambiar su mentalidad y apreciar más los momentos con su familia. Después de dejar los pelos de punta a Jorge Javier con su confesión, la exconcursante ha vuelto a abrirse.
Tras haber sido expulsada, Yiya deja atrás todos los malos rollos con Rocío Flores, compañera que se convirtió en su enemiga durante varias semanas. Para Yiya, ella nunca necesitó 'buscar' a Rocío para tener más notoriedad. "No necesitaba de su beneplácito ni de su apoyo para estar aquí. No necesitaba que me otorgase minutos de gloria", aseveraba.
"La evolución ha sido por ambas partes, se debe a muchos factores. Por su parte es que ella deja de poner esas caras y yo me relajo. Por mi parte también le habrá venido bien que yo he bajado el perfil y he evolucionado con ese temperamento desmedido. Aparte de eso, creo que es una tía guay", opinaba sobre su relación con Rocío Flores.
Además de hacer balance sobre su concurso, Yiya protagonizaba un momento muy emotivo al hablar con su madre y con su hermano. A su madre apenas la dejaba hablar porque aprovechó el momento para disculparse con ella: "No me siento perdedora porque he evolucionado mucho pero tengo la sensación desde la primera semana. Conmigo ha sido muy difícil tu trabajo pero gracias", le decía a su madre.
Después hablaba con su hermano totalmente rota. Él le transmitió lo orgullosos que están de ella y Yiya no podía contener las lágrimas: "No se lo hago pasar muy bien a la gente que quiero porque me creo con la capacidad de meterme en sus vidas. Eso merece un perdón".
Yiya también se ha mirado en el espejo por primera vez después de dos meses de concurso. Y lo que ha visto no le ha gustado mucho.
"Parezco la que se mató en la curva, pero más tostada. No me he mirado la cara porque lo que más me impactado son las piernas. Porque yo tenía patas y ahora son piernas", decía con sus 13,5 kilos de menos.