Una semana más, los concursantes se han enfrentado a una nueva prueba de recompensa. Los supervivientes cada vez tienen más hambre y cada día resulta más difícil enfrentarse a estos complicados juegos.
Subidos a unas plataformas sobre al agua, los concursantes debían recoger agua de mar con un cubo y llenar con ella una serie de tuberías. El agua haría que la llave escondida en su interior saldría a flote. Con dicha llave, deberían abrir una caja y sacar las piezas de un puzzle que deberían armar en estructura piramidal.
Los participantes han jugado en dos rondas, quien antes resolvería el puzle de cada ronda, sería el ganador y disfrutaría de un suculento bocadillo de calamares. Antes de participar en la prueba, para celebrar el día de San Isidro, los supervivientes han tenido que decidir que concursante es más “chulo”. El más votado no podría participar en el juego. Este ha sido Tom Brusse.
Los ganadores han sido Omar y Carlos Alba, que solo podrán compartir su gran bocadillo de calamares con Tom Brusse.