Tras 10 semanas de concurso y alguna acusación de "mueble", Javier Ungría ha puesto fin a su paso por 'Supervivientes'. El último expulsado ya está listo para volver a casa, pero antes le ha tocado reencontrarse con las pertenencias que llevó a Honduras y que ahora le acompañan en su regreso. En la maleta y la mochila con las que viajó le esperaban camisas, camisetas, un recuerdo de su hermana... y también su cartera y su pasaporte, objetos en principio sin valor sentimental, pero que para Javier Ungría han significado mucho. "Esto es lo único que necesito para ir a ver a mi hija", ha exclamado nada más ver su pasaporte.
"Ya ni me acuerdo de lo que metí aquí. Qué recuerdos. Parece que fue hace 10 años y solo han pasado 80 días", ha explicado mientras abría la maleta. Dentro había guardado una gorra, pantalones y un cinturón, entre otras muchas cosas. "Seguramente va a haber otro botón aquí, porque estos cuatro ya no me van a valer", ha dicho al ver los agujeros de los que disponía el cinturón.
Ha perdido tanto peso que su armario va a tener que adaptarse. Parece, sin embargo, que el ya exconcursante fue previsor a la hora de hacer la maleta, porque en su interior había camisetas que antes del concurso le quedaban pequeñas: "Espero que ya me valgan".
También se había llevado una Virgen del Rocío que le había dado su hermana Bea, un amuleto que está seguro que le ha protegido en su tiempo en los Cayos Cochinos. "Me ha acompañado en esta aventura seguro muchísimo", ha dicho al verlo. Al deshacer la maleta se ha encontrado también unas zapatillas y su emoción ha sido inmediata. "¡Mis plantillas! Ya por fin he dejado de caminar en arena. Qué bien me viene esto para las rodillas", ha asegurado aliviado.