"Hay muchísimas cosas que en la vida pensaba que iba a comer, pero el hambre hace que hagamos cosas locas", le ha confesado Raquel Arias a sus seguidores de Instagram, que se han interesado por saber qué comidas no imaginaba que llegaría a probar nunca en su vida hasta que participó en 'Supervivientes 2023' y estuvo tres meses viviendo en los Cayos Cochinos de Honduras.
Raquel ha explicado que jamás pensó que iba a alimentarse con cangrejos, ermitaños, erizos y caracolas, pero que esas no son las cosas más extrañas que ha comido, ya que ha confesado que tenía tanta hambre que se planteó comerse una cucaracha como hizo Ginés Corregüela y que todas las noches antes de dormir se comía "un poco de pasta de dientes", como también hacía su compañero Diego Pérez.
La modelo ha revelado que había días que tenía tanta hambre que comía también unas gotas de pasta de dientes al mediodía. Además, ha explicado que antes de cada prueba a los concursantes les dan medio plátano para que puedan rendir en las mismas y que ella se comía la cáscara del suyo y la de todos sus compañeros, que se la cedían porque ellos no se la comían: "Y la cáscara de la naranja cuando gané el desayuno también me la comí".
Tras resolver esa primera duda de sus seguidores de Instagram, Raquel Arias ha querido darle respuesta a otra de las preguntas que más le plantean y es la de su verdadera relación con Bosco Blach Martínez-Bordiú. La modelo ha explicado que su amistad era muy estrecha y que el sobrino de Pocholo la llamaba "mami Raquel" porque era ella la que se encargaba de guardarle y gestionarle la comida, como las almendras o los dátiles.
"Yo se lo intentaba gestionar para que no se lo comiera de golpe, él me lo pedía", ha contado Raquel, que también ha revelado que era ella la que se encargaba de lavarle las camisetas frotándolas con arena en el mar: "Intentaba que dentro de lo malo, pudiera estar lo más decente posible, entonces le doblaba su ropita y por eso él me llamaba 'mami Raquel'".