Los supervivientes se han enfrentado a un nuevo juego de recompensa en la gala del reality donde han demostrado que son unos auténticos guerreros a pesar de que las fuerzas flaquean por las semanas que llevan sobreviviendo en Honduras. Por equipos, los concursantes se enfrentaban en una nueva prueba que ha estado de lo más reñida. Pero la tensión se vivía aún más ante una ruleta que ha decidido el destino de los ganadores.
En el nuevo juego todos tenían que, en primer lugar, sacar las máximas fuerzas que tenían. Algunos tenían que recorrer un camino de obstáculos sobre el agua para coger unas piezas de un puzzle. Después, debían ser arrastrados por otros compañeros para llegar a la orilla. Una vez recopiladas todas las piezas, cada equipo debía montar su correspondiente puzzle.
A pesar de que el duelo había estado muy, muy reñido, Alma Bollo, Bosco, Artùr Dainese, Manuel Cortés y Raquel Arias consiguieron recuperar tiempo y resolver la prueba en menor tiempo que sus compañeros. Con ello, ganaron un cocido... con condiciones.
Los supervivientes estaban casi saboreando el cocido cuando Laura Madrueño les explicó que debían primero someterse al destino. En concreto, a una rueda con sobres que iban a decidir cuánto de cocido iban a comer y cómo. La cosa se lio cuando el sobre de Artùr Dainese le pidió que nombrase a uno de sus compañeros como su 'enemigo'. El modelo no lo tenía claro pero finalmente nombró a Asraf Beno, ya que es con quien peor se lleva. Lo que ninguno esperaba es que estaría en manos de Asraf cuánto cocido comería Artùr.
Y como le sentó mal que le llamase enemigo, Asraf se vengó dejándole sin cocido. Poco después, el superviviente pidió recular en su decisión pero ya era tarde.
Poco después, los supervivientes entraban en la Palapa y Jorge Javier Vázquez le preguntaba a Asraf Beno por su decisión. El concursante se mostraba arrepentido y expresaba que había sido un arrebato. Le pidió disculpas a Artùr Dainese pero éste respondió que su perdón no se lo podía comer. Aún así, Asraf le ofreció a Artùr darle al día siguiente su cuenco de comida, pero el ucraniano estaba demasiado molesto como para aceptar nada.