La última gala de ‘Supervivientes’ pareció abrir una brecha irreparable entre Diego Pérez y todos los miembros de su grupo. Tras convertirse en los ganadores de la prueba de localización, tuvieron en sus manos la oportunidad de elegir en qué playa querían pasar la semana.
Eligieron, por mayoría, las comodidades de Playa Royale a la inmunidad de Tierra de nadie. El exparticipante de ‘La isla de las tentaciones’, que era partidario de optar por la tranquilidad de no salir nominados, no encajó nada bien la decisión de sus compañeros.
Y, en efecto, terminó recibiendo la nominación que tanto temía. Al volver a la playa, el conflicto que había comenzado en Palapa continuó. Acusó a sus compañeros de “estrategas” y tomó la decisión de comenzar un nuevo camino: “Yo a partir de hoy hago mi concurso solo. Repartiremos la dotación y ya cada uno por su lado”.
Adara trataba de restar importancia al asunto: “Tampoco hay que llegar a estos extremos de repartirse las cosas y todo, jolín. Estamos en un juego”. Llegaba la hora de dormir y era ella quien, de nuevo, intentaba recortar distancias: “Pero vente, Diego, no te quedes ahí solo”.
Pero él se mantenía firme en su decisión y optaba por dormir solo: “Para estar en un grupo con alguien con quien me siento solo, prefiero estar solo”. Ella insistía: “Pero si te estoy diciendo que te vengas con nosotros”. Diego argumentaba su postura: “Para sentirme solo y verme nominado semana tras semana, prefiero tomar mi camino solo”.
Después de haber tomado la drástica decisión de independizarse de sus compañeros, Diego se acercaba a la valla que separa las diferentes zonas de la playa para desahogarse con Ginés: "Me he individualizado un poco”, le decía. Entonces, el rey de los bocadillos, le daba un importante consejo: "Muchas veces el orgullo hay que dejarlo a un lado".
Sus palabras hacían reflexionar a Diego, que terminaba llorando frente a su compañero: "Llevo 30 años perdiendo gente por ser así, pero es superior a mí. He perdido a la chica que más me quiso, parte de mi familia, que casi no tengo contacto con ellos… Y aquí me pasa lo mismo”.
Las palabras de Ginés le hicieron replantearse muchas cosas. Tanto, que Diego decidió acercarse a sus compañeros: "¿Puedo hablar con vosotros?". Ellos accedieron encantados: "Claro que puedes. Al revés, estás tardando", le decía Manuel.
"Ginés me ha hecho llorar, hacía años que no lloraba. Tiene razón, me ha dicho que no hay que ser tan orgulloso. Voy a cambiar y, por primera vez en 30 años, voy a tragarme el orgullo y quería pediros perdón por el arrebato".