Después de producirse la expulsión definitiva de Yulen, llegó el momento que la pareja tanto temía: su tiempo juntos en Honduras se había acabado y tenían que separarse. Al menos de momento.
Entre besos y abrazos, a la superviviente solo le preocupaba cómo se sentía su chico. Y, aunque hasta el momento había podido contener las lágrimas delante de él, Anabel se rompía al escuchar sus palabras: “Te adoro”.
Después de consolarla y convencerla de que no se arrepentía de nada de lo que habían vivido juntos, Yulen le recordaba todos los planes que tienen pendientes cuando finalice el concurso: “Nos vamos a ir, va a estar todo bien fuera, está todo perfecto”.
A punto estaban de separarse definitivamente cuando la sobrina de Isabel decidía darle un último mensaje claro: “Lo más importante, entre tú y yo. Tú me esperas allí como me ibas a esperar. Me quedo con todo lo que hemos hablado. ¿Me lo prometes?”. “Quédate con eso y más”, le respondía él de lo más convencido. Fue entonces cuando el llanto de la superviviente ya era desconsolado.
“Gana”, le pedía Yulen antes de subirse a la barca. “Ya te he ganado a ti, tú eres mi premio, tonto”. Él no dejaba de darle las gracias por todo: “Yo te espero, confía en mí”.
Ana Luque, quien se ha convertido en una gran amiga para ella, fue la primera en consolarla: “Relájate, que estamos en la recta final. Respira, mírame a los ojos. Que nadie te hunda, que tú eres fuerte y tu amor es verdadero”.