"Pasé todo el tiempo allí con las piernas en el inodoro, las piernas de otro preso en mi cara, el ancho de mi espacio era de aproximadamente 14 pulgadas (35 centímetros), en algunos momentos no podías extender las piernas en la celda de lo llena que estaba".
Estas son las palabras de un ex preso de la cárcel tailandesa de Koh Samui a la que con casi total seguridad será trasladado Daniel Sancho la próxima semana tras confesarse autor del asesinato de Edwin Arrieta.
El hijo del actor Rodolfo Sancho se convertirá en un preso más de una de las cárceles más duras del mundo en las que no solo el reducido espacio merma la moral de los reclusos, también la alimentación les hace sentir que están en el infierno:
"De comer nos daban arroz de aspecto asqueroso y caldo maloliente con algunos huesos, lo mismo para la cena, aunque a veces puedes tener suerte y conseguir algo de pollo pegado a los huesos".
Daniel Sancho tendrá que cumplir con los estrictos horarios de la prisión en la que los reclusos están obligados a rezar en varias ocasiones al día y levantarse a diario a las cinco de la mañana, sin excepción.