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Tras un largo conflicto judicial, Toño Sanchís perdió la batalla contra Belén Esteban y tuvo que dejar su casa, que ahora es de la colaboradora de ‘Sálvame’.
¿Cómo se produjo este proceso? Toño fue notificado pero apuró los plazos judiciales tanto que se mudó 24 horas antes de que expirara el plató. ¿Por qué esperó tanto? Según María Patiño, Toño creía tener un “as en la manga”, algún tipo de condicionante que, él creía, le permitiría continuar en su casa: “Pensaba que no se iba, te lo puedo garantizar”. Sin embargo, no fue así y el exrepresentante tuvo que marcharse.
Belén Esteban nos lo mostró en una exclusiva en la revista ‘Semana’. Tras entrar en la casa que fue de su representante se encontró con un ‘regalo’ de Toño: una cabeza gigante de atún metida en un congelador y, como habían cortado la luz, ya empezaba a “oler”. Y no fue lo único que encontró: suciedad incrustada en los baños, basura esparcida por el suelo, una alfombra de cables, boquetes, enchufes arrancados…
Primero, se dijo que Toño podría haber alquilado un piso en Majadahonda, cerca de donde tenía la oficina. Sin embargo, parece que finalmente no fue así.
El camión de mudanzas llegó a una exclusiva zona de Madrid, en concreto, a una urbanización de Las Rozas. Según los vecinos, se trata de un barrio muy tranquilo con pisos viviendas de máximo cuatro dormitorios. Tienen seguridad las 24 horas y zonas comunes que incluyen pádel y piscina. Por todo ello, se paga una cuota de 200 euros de comunidad.
Nada más conocerse que allí podía estar el nuevo hogar del representante, los vecinos se quejaban: es un barrio tranquilo y no querían que la llegada de alguien famoso perturbara esa calma.
Sin embargo, una vecina nos dio la pista definitiva: no habían alquilado ni comprado una casa nueva. Estaban en casa de los padres de Lorena. Esta mujer le contaba a Sergi Ferré en ‘Sálvame’ que se trata de una vivienda de tres dormitorios y una gran buhardilla.
Además, no se la veía muy contenta: “No nos gusta que estén, los señores [los suegros de Toño] son encantadores, pero ellos llegan tarde, no salen y hacen mucho ruido dentro”. Según esta mujer, no se les ve mucho por el lugar: “Tengo la esperanza de que se vayan”.