El conflicto de Lydia Lozano y Antonio David Flores ha acabado con el sofocón de la colaboradora, que estallaba en llanto tras una llamada de su marido durante la emisión de un vídeo.
Todo empezó con las preguntas que Lydia formuló para que Antonio David las contestara en directo ante Kopérnica, determinadas alusiones personales le afectaron mucho y el colaborador le acusaba de querer "vengarse" con preguntas como si escondió el dinero de la exclusiva del embarazo de Rocío Carrasco en casa de sus padres.
El conflicto subía de tono y Mila Ximénez se iba de plató, quejándose de la situación: "Todos tenemos información mierda, me niego a que esto siga así porque si entre nosotros nos mordemos... Es eso de a cubierto que vienen los nuestros".
“Yo he comido mierda pero jamás he aceptado ni un dinero que no era mío ni he pactado con prensa”, dejaba caer Mila y Lydia se defendía: solo ha hecho una pregunta a Antonio David, con lo que no entiende que se haya convertido en el blanco de sus compañeros.
Así que Lydia ha explicado al detalle lo que sus compañeros insinuaban: ella organizaba fiestas para clientes en las que a ella y a su socia le daban un presupuesto que administraban ya fuera para pagar a los famosos, los regalos o los diversos contratos. Sin embargo, aseguraba que todo está declarado y que jamás ha tenido una inspección de Hacienda.
Pero Kiko Matamoros, tras hablar con su exsocia, hacía una declaración que hacía estallar a Lydia Lozano: “Está flipando, menos mal que ha prescrito, porque has contado una peli que no te crees ni tú y hay pruebas”.
“¡Nosotros lo declarábamos!”, insistía Lydia y pasaba al ataque: “¿Tú que debes un montón de pasta a Hacienda me vas a echar mierda a mí? No me vas a enmierdar, pago a un asesor y lo tengo todo, todo, todo”.
Pero el conflicto empeoraba ya que, tras la emisión de un vídeo, veíamos a Lydia llorando fuera de plató tras recibir una llamada de su marido: “Me ha dicho que no hablen más de él”.
Pero, minutos más tarde, Kiko Matamoros daba un pasó atrás: “Te quiero pedir disculpas, mi intención no era que llorases, no somos nadie ninguno para señalar a nadie, en el fragor de la batalla me he excedido y he dicho cosas que no tenía que haber dicho”, unas palabras que hacían llorar de nuevo a su compañera.