El distanciamiento de Gustavo González y sus hijos: el origen y los motivos de su conflicto

  • El colaborador de 'Sálvame' se rompió en el 'Deluxe' hablando de sus hijos

Gustavo González acaba de ser papá junto a su pareja, María Lapiedra, pero el colaborador de ‘Sálvame’ no podía evitar romperse hablando de sus primeros cuatro hijos, de quien está distanciado tras su divorcio pero ¿Cómo empezó todo?

El origen del conflicto de Gustavo González

Totalmente derrumbado, Gustavo González confesó su separación tras 30 años de matrimonio y la relación paralela que había mantenido con María Lapiedra. Esta afirmación supuso el principio de una relación pero también de una larga polémica mediática que, entre otros, ha provocado el distanciamiento del colaborador de ‘Sálvame’ y sus hijos. “He sido sincero con mis hijos y me han reprochado muchas cosas”, nos decía entonces el paparazzi.

Sin embargo, se propuso seguir siendo su Supermán. El colaborador se puso una camiseta azul con una S gigante porque uno de sus hijos le dijo que ya no era su superhéroe.

Casi un año después, Gustavo se mostraba “impaciente” por recuperar a sus hijos, pero lo cierto es que el distanciamiento permanecía.

Problemas con María Lapiedra

Sin embargo, pasaron cosas que suponían pasos atrás. Por ejemplo, llegó un momento en que María Lapiedra publicó en stories una foto de la exmujer de Gustavo, lo que hizo dar varios pasos atrás en la relación del colaborador con sus hijos.

Y Gustavo se derrumbó en más de una ocasión. Durante su participación en ‘Sálvame Okupa’, el colaborador no podía evitar las lágrimas recordando un enfado con uno de sus hijos el día de su cumpleaños.

Sesión de hipnosis de Gustavo González

También se sometió una sesión de hipnosis y Gustavo no pudo evitar las lágrimas. Uno de los temas centrales de la sesión fueron sus hijos contando que los veía disfrutar pero desde la distancia, sin poder participar de su vida, lo que le entristecía: “Les encanta disfrazarse, están felices”.

Todo esto desembocó en la tristeza del colaborador, que pasó una Nochevieja agridulce: muy buena por la espera de Mía, pero mala por la distancia de sus hijos.

Meses después, Mía ya ha llegado a la vida de la pareja y Gustavo ha recibido un regalo muy especial. Un árbol con los nombres de sus cinco hijos en las ramas: “El árbol de mi vida es, en realidad, un repóquer de corazones. Jugaré mis cartas sin faroles, con las cartas encima de la mesa. Sueño con ganar la partida de mi vida”.