Un equipo de psicólogos y orientadores atendió a Rocío Flores durante los seis meses de libertad vigilada a los que fue condenada por la agresión a su madre en julio de 2012. Ellos relatan que se abordó la posibilidad de trabajar con ella y con su madre en un programa de “mediación” pero ni ella ni su padre quisieron. Sin embargo, siempre se ha contado que fue Rocío Carrasco quien se negó y, ahora, ella demuestra que no fue así.
“Les parecía una aberración tal posibilidad porque sería asumir cualquier tipo de responsabilidad respecto del hecho denunciado”, aseguran en el informe con respecto a Antonio David y Rocío Flores y Rocío Carrasco lanzaba una pullita a la prensa en general y a María Patiño “y compañía” en particular: “Tiene la boca seca de decir que la madre se niega a hacer una mediación con la niña”.
El programa recuperaba un momento en el que Patiño apuntaba que estaba “documentado” que “una de las partes decidió no acudir” aunque habría alguna explicación y era Kiko Matamoros quien decía a qué parte se refería: “la madre”.
Sin embargo, Rocío Carrasco muestra con este documento que no fue así y que fue la otra parte la que se negó. No fue la única negativa que recibió ya que le equipo recomendó al padre que su hija acudiera a algún tipo de terapia y él respondió que no se lo podía permitir porque costaba 300 euros.
Una vez más, Rocío le acusa de mentir y ha demostrado ha pagado la póliza del seguro médico privado de sus hijos desde que nacieron, una póliza que incluía la evaluación y el tratamiento psicológico.