Antes de que Rocío Carrasco interrogada por la jueza, la defensa de Antonio David Flores hace constar que pide unas medidas cautelares para que Rocío Flores no pueda volver con su madre. La hija de Rocío Jurado decide adherirse a esas medidas. "Esto se ha utilizado mediáticamente para decir que hay un hecho truculento en mi vida y que mi hija no puede estar conmigo. Ese es el motivo. Soy yo la que se adhiere a esas medidas y dice: ‘concédalas usted porque la niña a mi casa no puede volver", explica.
Carrasco no quería que su hija volviera a casa porque sentía "pánico". "Era alguien a quien no conocía. Era alguien a quien había parido pero no tenía un ápice mío en su cuerpo. Yo no soy así, yo hubiera sido incapaz de hacer eso con mi madre, ni con nadie, mucho menos con mi madre. A esa niña la he parido yo, pero no tiene nada mío, nada. Muy a mi pesar, pero no tiene nada mío. Llegué a tener miedo por mi vida", confiesa entre lágrimas.
"Vivo en el terror de alguien que no sabe que le depara el día siguiente. Lo peor que hay en el mundo es la incertidumbre de no saber qué te vas a encontrar. Yo estaba enterrada en vida. Cuando digo terror, es terror con todas las letras. Encima tienes que salir públicamente con buena cara y decir que todo va bien. Es terrorífico", cuenta rota de dolor.
Aunque Rocío Carrasco no quería declarar contra su hija, tuvo que hacerlo, ya que se enfrentaba a pena de prisión. "Para mí se había pedido pena de prisión. Tuve que narrar lo que había sucedido para responder a las preguntas de la señoría y de la fiscal. Cuando termino mi declaración es la fiscal la que le dice a la jueza que de oficio, investigue a la niña por un posible delito de malos tratos de ella hacía mí. Yo no quería por nada del mundo que eso sucediera. Yo no quería que mi hija tuviera que pasar por esa situación, pero no quedaba más remedio. Ahí era o cuentas la verdad, o te enfrentas a un juicio por maltrato habitual que conlleva pena de prisión"