Después de su regreso a los platós de televisión, donde ya habló de la agresión que sufrió por parte de su hija en julio del año 2012, por la que tuvo ser atenida en el hospital, Rocío Carrasco ha continuado con el relato de su vida en el octavo episodio de su documental.
Además de volver a narrar el declive de la relación con su hija y del pánico que sentía “todos los lunes”, cuando sus hijos volvían de pasar los 15 días de rigor en casa de su padre, Rocío ha apartado nuevos documentos que tumban la versión de la “mala madre” que Antonio David daba en los medios de comunicación, aun cuando ella ya le había otorgado la custodia compartida de los niños para que dejara de “quejarse en la televisión”.
Esta vez, Rocío Carrasco ha mostrado una autorización firmada de su puño y letra a principios del 2007 para que Antonio David llevara a su hijo a la clínica, pues éste tenía que someterse a una operación leve. Ella no opuso ningún tipo de problema para que esta operación se diera pero, aun así, Antonio David pidió que el asunto no se solucionara por la vía del ‘papel firmado’, sino por la judicial. “Cuando llegué al juzgado, toda la prensa estaba en la puerta”, ha explicado Rocío.
La hija de Rocío Jurado ha contado que el juez no entendía por qué estaba allí si la autorización ya estaba firmada. “Yo le dije que mirara por la ventana y, entonces, lo entendió todo”, ha sentenciado. A pesar de que esta “artimaña” de David para dejarla de “mala madre” no funcionó, él siguió diciendo que su exmujer no había dado este consentimiento médico en los medios de comunicación.